Casualmente vestidas con los mismos blancos trajes de chaqueta sin mangas, las mujeres trabajadoras de Otro Episodio 2 de Liu y Amor Soñado de Li revelan su aversión por los hombres que las aman o las desafían, aunque expresando esos sentimientos con reacciones muy diferentes. La protagonista de la obra de Liu, fácilmente atrapada por un par de medias de seda rojas, no puede conciliar su actitud dura con su impotencia cuando es implacablemente perseguida y acorralada por un grupo de hombres aparentemente fuertes. Mientras tanto, Li retrata una aparentemente insaciable amante que desdeña cada movimiento de su perseguidor, cuya cabeza solitaria aparece en las fotos.

Li siente que “el amor es locura, es capaz de conducirme a hacer cosas imposibles”, que completó la serie de fotografías sin saber exactamente lo que un hombre siente cuando se enamora de una mujer exigente, ya que según él mismo dice nunca le ha ocurrido nada parecido en su vida. No existe ninguna duda de que es el artista el que ha creado los provocativos escenarios con su cámara, pero es difícil concretar quién ha manipulado las historias detrás de las escenas.

Yan, por su parte, explica que el rol del fotógrafo se podría definir de la siguiente manera: “No soy un dios ni un destacado político, el juicio de una persona corriente como yo no es importante para la relación entre los sexos. Todo lo que quiero hacer es ofrecer el testimonio silencioso de un grupo de hombres y mujeres que me han enseñado cómo son y cómo interactúan entre ellos”.

Una mujer joven oculta bajo un abrigo rojo asoma su cabeza desde el interior de un armario ropero que abre un joven semidesnudo. A su lado, una niña poco agraciada con un anillo de boda en su dedo cose con cuidado una camiseta de cuadros escoceses. El objetivo de la cámara que Yan Zhuangmei, una fotógrafa que destapa las contradicciones y las bravuconadas de los jóvenes en los culebrones televisivos, blande como un arma, saca a la superficie un sinfín de secretos.

Aún así, las historias capturadas por esta artista contrastan claramente con su modestia. En su colección de fotos, llamada Culebrón, jóvenes modelos apenas vestidos posan contra coloridos y brillantes fondos, deseando, engañando, o espiando al sexo contrario. Enmarcando las imágenes, encontramos condones de colores inflados, coches rojos a topos, y armarios en rosa pálido que simbolizan el amor y la traición, el deseo y el aburrimiento, así como la rebelión y la confusión.

“Con las hormonas desorbitadas, los más jóvenes ostentan un poder vigoroso pero destructivo que es sustancialmente maleable. Ellos se suben al escenario en una época en que la innovación está germinando bajo la inquietante influencia de la tradición, un conflicto que llena de incertidumbres su papel en la sociedad”, dice Yan, explicando que su trabajo no contiene ni un elemento de erotismo. “Los jóvenes son al mismo tiempo valientes y frágiles. Son inocentes mientras siguen siendo jóvenes, sólo experimentando arrepentimiento y comprensión es como la juventud se convierte en madurez y hace que se deslicen hacia la edad adulta”.

La colección, que se expondrá hasta el 30 de mayo, se presentará en el Distrito 798, muy conocido en el ambiente del arte pekinés, situado en Dashanzi, en el número 4 de la calle Jiuxianqiao del barrio de Chaoyang.