Los altares de muertos semejan las mesas familiares en día de fiesta, en las que se colocan velas o veladoras, agua, flores, incienso, cruces y el retrato de los parientes ya fallecidos, a quienes se les pide regresar cada año para convivir y compartir el pan y la sal con quienes aún no han partido "al más allá".
En los altares mexicanos no falta la decoración con calaveras elaboradas de azúcar y el tradicional "pan de muerto", con adornos que semejan huesos y espolvoreados de azúcar.
En México, la fiesta de los muertos lleva a los panteones públicos y privados a cientos de personas que durante la jornada se dedican a limpiar las tumbas y adornarlas con flores y veladoras.