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Desde la zona urbana de Lhasa sólo se tardan unos quince minutos para llegar a la Estación Ferroviaria de Lhasa a través del Puente Liuwu, una obra complementaria del ferrocarril Qinghai-Tíbet, abierto al tráfico el pasado mayo, que ha reducido mucho la distancia entre ambos lugares y ha proporcionado gran facilidad a los pasajeros y los receptores.

La Estación es una construcción moderna del típico estilo arquitectónico tibetano. A diferencia de todas las estaciones ferroviarias en el interior del país, el flujo de pasajeros de entrada y salida se concentra a las 8.00-10.00 de la mañana y a las 8.00-10.00 de la noche. Por la mañana, la mayoría son gentes que salen del Tíbet, mientras que por la noche, son personas que entran al Tibet. Aparte de dichos periodos de tiempo, todo el complejo simbólico se encuentra casi vacío y se ven pocos pasajeros y vehículos en la plaza.


Anoche, nuestro reportero vio que a la hora de la llegada del tren T27, el cual parte de Beijing, a ambos lados de la carretera de la plaza de la estación ferroviaria se habían estacionado cerca de 50 coches receptores, muchos de ellos coches privados o taxis. Varios ómnibus de transporte público estaban esperando al lado oeste de la plaza. En medio de melodías que resonaban por la estación, los pasajeros salían ordenados portando sus paletas. Algunos de ellos posaban para fotografías en la plaza sin importarles el cansancio que les había causado el viaje tan largo. Por su lado, los recibidores se habían concentrado a la salida, algunos buscaban con la mirada impaciente, algunos permanecían tranquilos en la espera y varios taxistas se animaban a atraer clientes, lanzando voces “a Shanan”, “a Xigaze” y “a Nyingchi”. Los policías ferroviarios patrullando por la plaza, al ver a pasajeros que necesitaban ayuda, se adelantaron a darles una mano o enseñarles el camino. Al desaparecer la multitud, la Estación Ferroviaria de Lhasa quedó sumergida de nuevo en la tranquilidad habitual en espera de la siguiente partida de visitantes a esta misteriosa altiplanicie.

Reportaje de nuestro enviado especial sobre Tíbet: Un vistazo de la Estación Ferroviaria de Lhasa Exclusiva
Desde la zona urbana de Lhasa sólo se tardan unos quince minutos para llegar a la Estación Ferroviaria de Lhasa a través del Puente Liuwu, una obra complementaria del ferrocarril Qinghai-Tíbet, abierto al tráfico el pasado mayo, que ha reducido mucho la distancia entre ambos lugares y ha proporcionado gran facilidad a los pasajeros y los receptores.
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