El té es algo bueno. No sólo es agradable al paladar, sino que también es favorable para la salud. En el Compendio de Materia Médica, famosa obra farmacológica de Li Shizhen, de la dinastía Ming (1368—1644), el té está enlistado entre los buenos materiales medicinales para quitar el fuego interno. Puede aumentar la inmunidad del ser humano y tiene funciones preventivas para ciertas enfermedades. Los científicos modernos también apoyan esta teoría. En sus frutos científicos, descubren que el té, sobre todo el té verde, incrementa la resistencia al cáncer.
El emperador Qian Long, que ocupó el trono por 60 años, decidió conceder el poder imperial a su hijo en 1795. Muchos funcionarios le hicieron saber de las objeciones de la corte al respecto: “El país no puede ser país sin Su Majestad”. Al oírlo, Qian Long levantó una taza de té y dijo suspirando: