Los chinos encuentran ahora difícil adaptar las complicadas prácticas de esta fiesta tradicional al rápido ritmo de la vida moderna y, al mismo tiempo, están ansiosos por su preservación. Como se está acercando la Fiesta de la Primavera, que es la más solemne, animada y clásica de este país y que comienza por el Día de Año Nuevo lunar (esta vez el 9 de febrero), los chinos, adeptos a la tradición y también abrazados a los nuevos conceptos, se enfrentan con el dilema de continuar o reformar las usanzas legadas de sus antepasados.
“Ésta es una fiesta tradicional de nuestro pueblo, uno debería pasarla al estilo viejo y así saborear el gusto del Año Nuevo lunar. Es parte de la cultura milenaria de la nación”, dice Wang, empleado de un departamento cultural.
Pero la Srta. Yang, de profesión liberal, opina diferente: “Las usanzas de la Fiesta de la Primavera son demasiado complicadas y están descasadas de los tiempos. Por ejemplo, el no hacerse cortar el pelo en el primer mes lunar es irracional”.