Un estudio divulgado este miércoles por el Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (IPEA) del país sudamericano ha revelado la red de relaciones cada vez más complejas que Brasilia mantiene con sus pares, tanto en el plano comercial como de inversiones.
El análisis fue dado a conocer en momentos en que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, realiza una visita de Estado a China, donde tiene previsto además asistir, a partir de hoy, a la III Cumbre de los BRICS, en la que se formalizará el ingreso de Sudáfrica al grupo.
Fue el economista Jim O’Neil, del banco estadounidense de inversiones Golgman Sachs, quien acuñó el término BRICS, en 2001, estimando que Brasil, Rusia, India y China serían la fuerza dominante en la economía mundial hacia 2050.
La idea reconoce el desplazamiento de la dinámica de acumulación global del antiguo mundo desarrollado hacia los países antes considerados relativamente periféricos a las decisiones transnacionales de inversión.
La evidencia de ese fenómeno está marcada por la concentración del crecimiento de la demanda global en los BRICS, que fueron responsables de dos tercios de esa expansión en el periodo 2008-2009, una tendencia que se espera que se consolide en los próximos 10 años.
Según el economista André Calistre, uno de los responsables por el estudio, Brasil debería buscar una profundización mayor de sus relaciones con los otros BRICS y redefinir su inserción económica en el mundo ante el nuevo escenario.
“A pesar de que no exista la pretensión de convertir al grupo en un bloque económico, Brasil debería aprovechar este espacio privilegiado para incrementar sus relaciones con esos países”, afirmó.
La naturaleza de las relaciones entre los BRICS es definida por las diferencias que presentan sus economías, que no tienen dinamismos homogéneos, señaló Calistre e identificó a China – el mayor socio comercial de Brasil desde hace dos años – como el centro del grupo.