"No sé cómo voy a reaccionar ni las cosas que diré, no lo sé, sólo espero que esté acá luego, que la montaña lo devuelva ya, ahora", añadió Nelly.
Los mineros serán izados en una cápsula, a través de un ducto de 622 metros de profundidad, en un sistema de ascensor que será utilizado individualmente en una operación que se estima tome unos 40 minutos por trabajador.
Tras emerger a la superficie, los mineros serán evaluados médicamente en una improvisada clínica de campaña, después de lo cual podrán reunirse con dos familiares antes de ser trasladados al hospital en el que continuarán su recuperación.
En un rol diferente, pero no menos emotivo, Sabrina, la madre de Verónica Quispe, esposa del único ciudadano extranjero entre los mineros atrapados, el boliviano Carlos Mamani, también cuenta las horas para el final de esta pesadilla.
"Está terminando todo, al parecer, ya sólo queda esperar confiados en que pueda volver pronto con los niños. Mi hija ya habló con él y tiene mucha esperanza. Nos damos fuerzas entre todos, esto está terminando parece. Ojalá", suspiró la mujer.