rg.dom4j.tree.DefaultCDATA@e3600d [CDATA: "ENTREVISTA: Combina Brasil avances y desafíos para crear economía verde
BRASILIA, 5 abr (Xinhua) -– Brasil, uno de los países más activos en el debate internacional sobre el cambio climático, tiene condiciones favorables para implementar una economía "verde", pero debe realizar una transformación cultural para la transformación de su estructura productiva.
En entrevista a Xinhua, Sergio Barbosa Serra, embajador para Cambio Climático de Itaramaty, la cancillería brasileña, subrayó que las autoridades de su país están empeñadas en ajustar de manera gradual el proceso económico a las recomendaciones de la ciencia.
La disposición del gobierno brasileño fue puesta de manifiesto en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención del Clima (COP 15) en Copenhague, donde asumió compromisos y metas internas, a pesar de la falta de un acuerdo global.
En Copenhague, el país sudamericano se comprometió a cortar de manera voluntaria hasta el 39 por ciento en 2020 las emisiones de gases que provocan el efecto estufa con relación a lo que emitiría si ninguna medida fuera tomada, así como reducir la deforestación de la Amazonía en 80 por ciento.
Con los compromisos, Brasil pretende tener un papel protagónico en el impulso a las negociaciones internacionales para conseguir que los países procedan a una adaptación de sus economías con el fin de contribuir al objetivo común de preservar la vida en el planeta.
Barbosa Serra destacó que "somos un país muy avanzado en algunas cosas para crear una economía de bajo carbono, pero no tanto en otras.
"Tenemos una matriz energética limpia, producción de combustibles renovables y una gran biodiversidad. Pero es verdad que necesitamos un cambio de conciencia en la sociedad, entre los empresarios, que es un proceso que lleva más tiempo", afirmó.
Entre los desafíos está la necesidad de crear un cuerpo de normas, incentivos y regulación en los diversos sectores de la economía para acelerar la adaptación de las empresas al nuevo escenario.
El diplomático, quien representará a Brasil en la Conferencia Internacional sobre Economía Verde y Cambio Climático en Bejing, China, del 7 al 9 de mayo, destacó que los dos países tienen posiciones cercanas en el debate internacional.
Ambos países deben impulsar la cooperación en el área, defender la responsabilidad histórica de los países desarrollados por el calentamiento global y el derecho de los países en desarrollo de hacer que la búsqueda por la sustentabilidad ambiental no obstaculice el crecimiento económico.
"Brasil y China tienen posiciones convergentes, mantenemos un diálogo positivo. De hecho los dos países estuvieron entre los principales responsables por el documento final de Copenhague que, si no fue aprobado por todos los países, tiene un valor importante como punto de partida", señaló.
El texto, recordó el embajador, no tiene valor legal por no haber sido firmado por todos, es decir que no crea obligaciones para los firmantes ni define metas concretas de reducción de emisiones de gases de efecto estufa.
"Creo que en Copenhague se había creado una expectativa muy grande, que funcionó como un exceso de presión. Toda esa exaltación dificultó un acuerdo", dijo.
Aunque hay entre los países en desarrollo una visión semejante de los principales problemas, apuntó, existe una división, puesto que el grupo de países (Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Sudán) que se negaron a suscribir el documento alegan que fueron excluidos de parte importante de las discusiones en Copenhague.
Un aspecto en el que, sin embargo, hay un cierto consenso es la necesidad de dar acceso a todos los países, sobre todo los más pobres y vulnerables, a herramientas tecnológicas y de conocimiento.
"Se está hablando en crear centros tecnológicos regionales en todos los continentes que sirvan como referencia para que los países puedan monitorear la situación y definir las medidas necesarias" apuntó.
Para Barbosa Serra, la próxima reunión de Bonn, Alemania, el 9 de abril, cuando serán retomadas las negociaciones, debe servir para establecer la agenda de discusiones para 2010.
"La prioridad en las próximas reuniones debe ser un proceso de 'confidence building', recuperar la confianza perdida de los países que se sintieron excluidos de los debates en Copenhague, que están muy sensibles. Si no logramos reintegrarlos a las conversaciones, las cuestiones específicas que podamos discutir no tendrán efectos", consideró.
En función de las dificultades en Copenhague, el diplomático brasileño considera díficil cerrar un acuerdo en la COP-16 de Cancún, pero que podrá preparar las condiciones para concluir un compromiso de los países en 2011, en la conferencia en Sudáfrica.
"El problema sobre todo es Estados Unidos, donde hay grandes resistencias en el Congreso para aprobar la adhesión a un acuerdo", recordó. Fin
