Un mapa de ruta para reconstruir Haití devastado por el terremoto ha sido avalado por importantes países donadores, así como por socios regionales y multilaterales. Esa es una buena noticia.

Sin embargo, el acuerdo alcanzado el lunes en Montreal, Canadá, sólo constituye el primer paso para la reconstrucción de Haití, que será una tarea enorme y que requerirá tiempo.

También es evidente que los esfuerzos de ayuda internacional necesitan enfocarse en la estabilidad y desarrollo de Haití.

Sin estabilidad, será muy difícil llevar a cabo los planes de ayuda y el proceso de reconstrucción sólo será una "ilusión".

Ante la ausencia actual de ley y los frecuentes robos a mano armada en muchas partes de la nación insular caribeña pobre, el mantenimiento de la estabilidad social básica en Haití después del terremoto representa un grave desafío para los esfuerzos de ayuda.

Al observar la historia de Haití, que ha estado llena de conflictos internos constantes, y su desarrollo de largo plazo, muchos estarán de acuerdo en que la estabilidad es la base para la reconstrucción de la isla.

Por la misma razón es que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó recientemente una resolución, impulsada por China, el presidente alterno del Consejo, y por otros países, para que se envíen 3.500 pacificadores más a Haití.

Esa es una decisión oportuna que ayudará a estabilizar la situación de seguridad allá y a elevar los esfuerzos de ayuda y reconstrucción.

Las contribuciones de sangre y vidas de los pacificadores chinos a Haití hablan vívidamente del hecho de que muchos países, incluida China, se preocupan por la seguridad y estabilidad de la nación caribeña y han emprendido acciones concretas.

Tras el devastador terremoto, una oleada de trabajadores y suministros humanitarios internacionales ha estado llegando a Haití. Eso demuestra el mayor desarrollo de la globalización, así como el apoyo mutuo entre miembros de la comunidad internacional en tiempos de desatres.

También debe analizarse el resultado del progreso y desarrollo comunes en aspectos materiales y espirituales de la civilización humana.

Por otra parte, el desastre de Haití muestra que las capacidades de autoayuda y autonomía inmediatamente después de un sismo son cruciales. Igualmente importante es la habilidad para mantener el oden social después de un terremoto.

Tener esas capacidades en un momento de emergencia requiere de acumulación de desarrollo social y económico durante muchos años.

Para Haití, una nación pobre localizada en una zona de actividad volcánica y sísmica, los esfuerzos de ayuda internacionales primero necesitan enfocarse en ayudar a la población local a reconstruir su patria y a fortalecer las capacidades de manejo de desastre del país.

Segundo, desde una perspectiva de largo plazo, la comunidad internacional también necesita ayudar a Haití, una de las naciones más pobres del mundo, a recorrer el camino del desarrollo correcto.

Sin esas medidas, será difícil que las actuales inversiones y esfuerzos de ayuda internacionales para la reconstrucción generen beneficios de largo plazo.

Desde una perspectiva más amplia, los esfuerzos de reconstrucción internacional para Haití mostrarán los compromisos de las naciones desarrolladas con el cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio de la ONU en pro de las naciones en desarrollo.

También demostrará si las naciones desarrolladas no sólo están haciendo falsas promesas de ayuda a las naciones en desarrollo y si los ideales humanitarios y de derechos humanos internacionales pueden cumplirse verdaderamente.

La paz y desarrollo son dos importantes asuntos para la humanidad entera. El trágico terremoto en Haití a?ade un sentido de urgencia a enfrentar los dos desafíos.

Después de todo, la reconstrucción de Haití requiere que la comunidad internacional resuelva los asuntos más esenciales: estabilidad y desarrollo. Fin