La situación de inseguridad que se vive en Haití ha llevado a las autoridades a decretar un toque de queda a partir de las 18 horas locales para proteger a la población y evitar que saqueadores armados roben comercios y casas particulares.
La medida fue adoptada por la Fuerza de Seguridad de las Naciones Unidas (Minustah) y la Policía Haitiana como una forma de garantizar la seguridad en Puerto Príncipe, que ha quedado sumida en el caos tras el sismo de 7,3 grados Richter registrado el martes pasado en ese país vecino.
El pasado sábado, los comerciantes dominicanos Carlos Gatas y Milton Matos fueron baleados con escopetas cuando se disponían a entregar ayuda humanitaria luego de trasladarse desde San Juan de la Maguana a territorio haitiano. Uno de ellos resultó herido en la espalda y el otro recibió varios balazos en el pecho y la cara, según informó el centro asistencial que los atendió en Barahona.
El toque de queda no sólo afecta a los habitantes, sino que también los helicópteros tienen prohibido sobrevolar el país pasadas las 6:22 de la tarde. Tan sólo los miembros de los cuerpos de seguridad tienen permitido transitar a unas horas en que, además, la oscuridad es total por la falta de energía eléctrica, aumentando la posibilidad de que se produzcan situaciones de peligro tanto para los habitantes como para las personas que han venido a dar asistencia de diferentes partes del mundo.
Los saqueos fueron frecuentes el sábado y se podían ver en las calles hombres armados, que se cree que, en parte, son presos escapados tras el terremoto. Por otro lado, la desesperación se ha adueñado de la gente, debido a que la distribución de alimentos y agua no llega con facilidad por falta de logística y complicaciones burocráticas. A ello se agrega el hecho de que el combustible está comenzando a escasear y se han comenzado a formar largas filas de automóviles en las gasolineras.