La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indicó hoy que la crisis política de Honduras -que cumple seis meses sin alcanzar un acuerdo antes de la toma de posesión del mandatario electo bajo el gobierno golpista- "amplificó" los efectos de la recesión global en ese país.
Señaló que el golpe de Estado, que derrocó al presidente Manuel Zelaya el pasado 28 de junio, generó también un impacto en la economía del pequeño país centroamericano, altamente dependiente de la ayuda exterior.
El nuevo gobierno deberá enfrentar una situación sumamente difícil, afirmó el organismo de Naciones Unidas, con sede en Santiago.
"Honduras está sumida en una profunda polarización política, y se observan fuertes restricciones a su crecimiento económico, que derivan tanto de los acontecimientos ocurridos en 2009 como de factores estructurales de más largo alcance", aseguró el balance preliminar sobre su economía.
Porfirio Lobo, ganador de las elecciones del 29 de noviembre pasado, efectuadas bajo el gobierno de facto, no es reconocido por la comunidad internacional, pero tomará posesión como presidente en enero, en el contexto de una grave crisis económica.
Según la CEPAL, el Producto Interno Bruto de Honduras culminará el año 2009 en un retroceso de 3 por ciento, contrario a las estimaciones realizadas en julio, que les pronosticaban un decrecimiento de 2,5 por ciento.
El cálculo es más pesimista al elaborado por el Banco Central de Honduras (BCH), que prevé un dato negativo ubicado entre 1 y 2 por ciento.
El BCH ya ha reportado los efectos en la actividad económica en el período enero septiembre, y destaca una contracción de 34,7 por ciento en la construcción, "afectada por falta de financiamiento y la disminución de entradas de capital a través de la inversión extranjera directa", que registra una caída de 40 por ciento.
En general, la actividad económica hondureña se ha contraído 3,2 por ciento hasta septiembre, lo que según el BCH "refleja los efectos negativos ocasionados por la recesión mundial, así como la incertidumbre generada por la crisis política interna".
El derrocamiento de Zelaya provocó el cese casi inmediato de la entrega de millones de dólares en ayuda internacional que llegaban al país desde la Unión Europea, Estados Unidos, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, entre otros.
"Ante la caída de los ingresos y la imposibilidad de conseguir financiamiento externo, se incrementó la deuda flotante y el endeudamiento interno", concluyó la CEPAL, y apuntó que la deuda interna creció casi 80 por ciento, al pasar de 3,5 por ciento del PIB en 2008 a 5,9 por ciento en 2009.
La falta de ingresos desde el exterior, con una baja de 11 por ciento en las remesas, empujó un mayor déficit gubernamental que pasó de 2,4 por ciento a 4,5 por ciento del PIB.
El G-16, grupo de países y organismos cooperantes con Honduras, pidió "a todas las partes involucradas" redoblar esfuerzos para resolver la crisis política y emprender un proceso de reconciliación nacional tras el derrocamiento de Manuel Zelaya el 28 de junio pasado.
Este grupo reconoció, en un comunicado, los "gestos de buena voluntad" hechos en busca de solución a la crisis, y subrayó su interés en que se normalicen las relaciones de Honduras con la comunidad internacional, que no reconoce al gobierno de facto ni las elecciones efectuadas fuera del sistema democrático. Fin