Las elecciones para escoger al nuevo presidente de Honduras, además de diputados y alcaldes, se celebraron ayer domingo con aparente normalidad y sin incidentes, a excepción de una protesta de miembros de grupo Resistencia Contra el Golpe de Estado ocurrida en San Pedro Sula, y que fue reprimida por la policía.
Las urnas se cerraron en los 5.260 centros de votación que se instalaron en todo el país y en seis ciudades de los Estados Unidos a las 17:00 horas (23:00 GMT), una hora más tarde de lo previsto. Ahora, el Tribunal Supremo Electoral se prepara para recibir los datos, que serán transmitidos desde las urnas a una base central en Tegucigalpa mediante mensajes de teléfonos móvil.
Mientras los medios de comunicación animaban a la población para ir a votar, el depuesto presidente Manuel Zelaya hacía un llamamiento desde su refugio en la embajada de Brasil en Tegucigalpa para que la gente no acudiera a las urnas y no validar así el golpe de Estado.
Antes de que empezaran los comicios, la mayoría de países de la comunidad internacional advirtieron que no reconocerían los resultados de los mismos si no se devolvía el poder a Zelaya, mientras que hoy, los dos candidatos más fuertes, Elvin Santos del Partido Liberal y Porfirio Lobo Sosa del opositor Partido Nacional, llamaron a la comunidad internacional a validar los resultados.