No es sólo una estrella de la música clásica, es una estrella mundial. Con apenas 27 años, el pianista chino Lang Lang se ha convertido en una fuente de inspiración para decenas de millones a lo largo del mundo.

Entre su deslumbrante larga lista de títulos, para Lang, el de embajador de buena voluntad del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) es el más especial.

"Ser embajador de buena voluntad de UNICEF es la mejor decisión que he tomado y, definitivamente, será la mejor experiencia de mi vida", afirmó Lang en una reciente entrevista en exclusiva con Xinhua en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.

"Amo a los niños, y tocar el piano para ellos es lo que prefiero", dijo Lang, radiante de alegría.

Nombrado este año por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo, el pianista chino dice que espera que la música pueda "llevar felicidad a los niños y alegrar sus vidas".

"Conocí a muchos embajadores de UNICEF antes, tales como la renombrada estrella del pop afroamericano Harry Belafonte y otros... Los admiro tanto que siempre he soñado con convertirme en uno de ellos", le confesó Lang a Xinhua.

"Así que os podéis imaginar lo emocionado que estaba cuando UNICEF contactó conmigo", se ríe. "Es como un sueño que se hace realidad".

Tres meses después de su nominación en 2004, Lang fue a Tanzania con un equipo de UNICEF para visitar a niños amenazados por la malaria y el VIH/SIDA.

Aunque el subdesarrollo y las penosas condiciones de vida del país de Africa suroriental sorprendieron a Lang, que había aterrizado en el continente por primera vez, quedó emocionado por la pasión de los niños por la música.

"La mayoría de esos niños nunca había visto un piano antes", dijo Lang. "Cuando les toqué un nocturno o un vals de Chopin, aquéllos que eran demasiado tímidos para hablarme se activaron de repente y empezaron a compartir conmigo sus sueños. ¡Qué emocionante fue!", expresó el pianista.

"La música puede llevarles esperanza a los niños y abrir sus mentes", consideró.

Tras su visita a Africa, Lang comenzó a organizar conciertos para recaudar fondos para la infancia. Ahora hace de 15 a 20 conciertos al año para recaudar fondos.

"El que más éxito tuvo fue el primero, organizado en Houston (Texas, Estados Unidos) en 2005. Durante aquél, se recibieron más de 20 millones de dólares USA", recordó Lang, "esa cifra excedió todas nuestras expectativas".

"Sé que es difícil superarlo, pero seguiré haciendo esto por los niños", dijo Lang con voz firme, añadiendo que en junio de 2010 iría a ir a Sudáfrica para su segunda visita a Africa.

Aparte de sus esfuerzos por recaudar fondos, Lang también creó su propia fundación internacional de música el año pasado para ayudar a jóvenes talentos a tocar el piano.

Hasta ahora, Lang ha elegido cinco niños de Estados Unidos y Alemania, a los que ha dado becas y oportunidades de actuar en auditorios de música clásica del mundo.

En diciembre, Lang comenzará su selección en China, donde quiere "concentrarse más en niños con dificultades físicas, como niños ciegos".

Calificado como el "artista más apasionado de la música clásica en todo el planeta" por el New York Times, Lang tiene entre 120 y 130 actuaciones a lo largo del año, aproximadamente una cada tres días. Pese a esa apretada agenda, Lang sigue esforzándose por hacer actividades de buena voluntad con la simple motivación de "ayudar más a los niños a realizar sus sueños".

Lang se describió a sí mismo como una persona "muy afortunada" que se ha esforzado por lograr su propio objetivo, y reconoció que había muchos más niños que podrían tener el mismo talento pero a los que les faltaba suerte y oportunidades.

"Espero poder ayudarles al compartir mi experiencia", indicó Lang.

"Ayudar a otros siempre es algo alegre", le dijo a Xinhua. "Puedes aprender mucho en ese proceso. Lo primero que he aprendido es el significado de ser una persona honrada". Fin