Mientras que un hijo natural tiene un solo hogar, un hijo adoptado tiene dos.
No importan qué causas llevan a un niño a separarse de sus padres biológicos y abrazar a sus padres adoptivos; no importa si la adopción es abierta o cerrada, los dos hogares con sendos padres reposan en un lugar especial del corazón del niño.
ABANDONADO PERO ADOPTADO
Tras ser abandonada en el mismo lugar donde nació, Jin Yingchun fue adoptada por los Michels, un matrimonio de Quebec (Canadá).
La pequeña Yingchun de dieciséis meses se ha convertido en la menos pequeña Marie, de 6 años.
Los Michels, una pareja entrada en los 50 años, ha invertido todo lo que tenía para criar a su hija adoptiva.
Francis, la madre, dejó su trabajo para dedicarse al cuidado de la niña, mientras que Jasmin, el padre, ha reducido sus horas de oficina para pasar más tiempo en casa.
Aunque ahora ella se siente en casa en esta provincia bilingüe (inglés y francés) de Canadá, Marie está aprendiendo un tercer idioma: chino.
"Es importante para ella", afirma Jasmin, quien, junto con su esposa, desea que su hija adoptiva mantenga vínculos con sus raíces.
Los Michels no sólo le han dado a su hija adoptiva todo lo que ella necesitaba, sino que también han mantenido casi todo lo que vinculaba a sus raíces con el lugar donde originariamente nació.
Fotografías grandes y pequeñas, encuadradas o cuidadosamente pegadas en álbumes, son las crónicas de la infancia de Marie, desde su adopción en un orfanato hasta los recientes preparativos de la familia para acoger a visitantes chinos.
PERDIDA PERO ENCONTRADA
Aunque Jia Wei dejó su lugar de nacimiento en China cuando tenía cuatro años, esta niña, que ahora cuenta con 11 años, encontró un hogar de adopción en Australia.
Wei tiene una madre que recientemente ha dejado su empleo para convertirse en mamá a tiempo completo, y la niña china disfruta del ambiente de estar en una casa lejos de casa en Sydney, donde ella conoce más chinos que australianos.
Babetty, su madre adoptiva, nunca le ha dado a Wei un nombre inglés.
"Queremos que la niña sepa dónde están sus raíces y de dónde es", explica su madre. "Y también deseamos preservar sus rasgos chinos animándola a que aprenda la lengua china y los bailes del país".
Los padres han estado preparando a su hija mentalmente, no sólo contándole la verdad sobre su adopción, sino también invitándola a un reciente viaje de tres semanas a China.
"Necesitamos paciencia para criar a Jia Wei", indica la madre. Babetty y su marido saben muy bien que hacer que su hija entienda y acepte las diferencias raciales y culturales entre una hija china y unos padres australianos lleva tiempo.
DEFORMADO PERO SUBSANADO
Feng nació con una deformidad congénita en el paladar y el labio.
La mala suerte del niño, sin embargo, se queda ahí. Un médico estadounidense le ofreció una cirugía ortopédica y un banquero neerlandés lo adoptó, permitiéndole disfrutar de una infancia normal.
Walter Heslenfeld, el padre adoptivo, describió la cirugía ortopédica de Feng como un gran éxito: En los Países Bajos, completar esa delicada operación exige normalmente entre cinco y seis visitas al hospital, mientras que el médico estadounidense lo hizo todo en una sola intervención en China.
Heslenfeld y su esposa están esperando a que Feng alcance los 10 años para someterlo a la operación final de cirugía estética. Entonces, Feng podrá tener una apariencia completamente normal y sentirse más a gusto con su físico.
Feng no es el único hijo adoptivo de Heslenfeld, pues esta pareja neerlandesa ya había adoptado a una niña antes.
Para criar mejor a sus hijos adoptivos, los Heslenfeld se han ido de la bulliciosa ciudad de Amsterdam y se han instalado en la tranquila Nimega.
Ambos han cambiado la jornada completa por la parcial en sus trabajos para tener más tiempo y estar con sus hijos en casa.
Heslenfeld ha sido un padre muy compasivo que ha ayudado a Feng a superar el complejo de inferioridad causado por su deformidad.
"Ahora estás viendo lo mejor de nosotros", bromea con su hijo adoptivo.
AL ESTE O AL OESTE, UN HOGAR ES LO MAS IMPORTANTE
Gracias al estatuto de adopción en 1992 y al acceso al Convenio de la La Haya sobre Adopción en 2005, China ha visto como más de 100.000 niños han sido adoptados por familias de otros países hasta la fecha.
"Gracias a las adopciones internacionales, esos niños chinos pueden disfrutar ahora del mismo cuidado y cariño que se encuentra dentro de una familia, y se les brinda la posibilidad de tener un futuro brillante por su actual seguridad y entorno amable", señala Chu Xiaoying, subdirector del Centro de Asuntos de Adopción de China.
Donia Muller, presidenta de la Asociación de Padres Franceses Adoptantes de Niños Chinos, asegura: "Haremos cuanto más podamos para criar a esos niños adoptados de China, y conservaremos sus vínculos con China, que en sí mismos son una riqueza para ellos". Fin