El depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, anunció en la noche del sábado su renuncia a ser restituido en el poder.
"Es una disposición firme de no aceptar ya ninguna restitución que humille al pueblo hondureño, ocultando la ilegalidad en que vivimos y la represión militar a que está sometido al pueblo más humilde", dijo Zelaya en declaraciones a la local Radio Globo.
Además, Zelaya envió una carta al gobierno de Estados Unidos, la cual fue leída por su asistente Rassel Tomé en medios locales.
"Reafirmo mi decisión que a partir de esta fecha cualquiera que fuera el caso, yo no acepto, ningún acuerdo de retorno a la presidencia, para encubrir el golpe de Estado", reza la nota dirigida al presidente estadounidense, Barack Obama.
"Presidente Obama, cada vez que se derroca un gobierno legítimamente electo en América Latina, la violencia y el terrorismo nos gana una batalla y la democracia sufre una derrota", agrega la nota.
"Todavía nos resistimos a creer que este golpe de Estado militar en ejecución en Honduras, es ya el nuevo, terrorismo de Estado del siglo XXI. Y será el futuro para América Latina que nos habló en Trinidad y Tobago (en la Cumbre de Países del Continente Americano celebrada a principios de este año)", señala.
Zelaya también recriminó la postura de funcionarios del Departamento de Estado norteamericano, al afirmar que "las elecciones serían reconocidas por Estados Unidos con o sin restitución (de Zelaya)".
Igualmente, enfatizó en que las elecciones del 29 de noviembre de 2009 son ilegales porque ocultan el golpe de Estado militar y no brinda garantías de igualdad y libertad en la participación ciudadana.
"En estas condiciones, este proceso, y por lo tanto sus resultados serán sujetos de impugnación y no reconocimiento lo cual pone en grave riesgo la estabilidad futura de las relaciones entre Honduras y el resto de naciones que reconozcan sus resultados".
Zelaya se encuentra refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, desde que retornó a Honduras sorpresivamente el 21 de septiembre.
Recientemente, rechazó un acuerdo político denominado Tegucigalpa-San José, después de haberlo firmado, que busca crear un gobierno de unidad y turnar el tema de su restitución al Congreso, previo a conocer una opinión de la Corte Suprema de Justicia.