El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, participó ayer en un acto conmemorativo en honor de las 13 personas asesinadas por un psiquiatra del ejército estadounidense el pasado jueves en la base militar de Fort Hood, Texas, durante el cual prometió que se hará justicia a las muertes. Obama, que demoró un día su salida rumbo a Asia para participar en la ceremonia, se reunió en privado con los familiares de los muertos antes de la ceremonia.
El secretario de Defensa de Estados Unidos Robert Gates, el jefe de Estado Mayor del ejército George Casey, el gobernador de Texas Rick Perry y más de una docena de miembros del Congreso estuvieron también entre las cerca de 15.000 personas que asistieron al servicio ante el edificio del III Cuerpo en Fort Hood.
Durante su discurso, Obama dijo que "son tiempos de guerra y sin embargo estos estadounidenses no murieron en un campo de batalla extranjero, sino aquí, en el corazón de esta gran comunidad estadounidense. Es este hecho lo que hace que la tragedia sea aún más dolorosa y aún más incomprensible", añadiendo que "el trabajo de toda su vida fue nuestra seguridad y la libertad que con demasiada frecuencia damos por hecho. Cada atardecer en un pueblo tranquilo, cada amanecer en el que una bandera sea desplegada, cada momento en el que un estadounidense goce de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, ese será su legado" y que "ni este país ni los valores sobre los cuales se fundó podrían existir sin hombres y mujeres como estos trece estadounidenses. Y es por eso que debemos rendir homenaje a sus historias".
Robert Cone, el comandante del sitio, comentó por su parte que cerca de 545 soldados de Fort Hood han muerto en las guerras de Irak y Afganistán, "pero nunca esperamos pagar un precio tan alto en casa".
El tiroteo, el peor en la historia de una base militar estadounidense, ocurrió a las 13:30 locales del jueves (19:30 GMT) en un centro de preparación familiar de Fort Hood, la instalación militar más grande del país. Trece personas murieron y otras 29 resultaron heridas. El presunto responsable, Nidal Malik Hassan, es un psiquiatra del ejército que iba a ser destinado al extranjero, muy probablemente a Afganistán, por lo cual se sentía “perturbado", según indicaron fuentes militares.
