Miles de trabajadores de las plantas de Opel en Alemania realizaron ayer un paro de actividades en Rüsselsheim, cerca de Frankfurt, para protestar por la decisión de la norteamericana General Motors de conservar Opel.
Cerca de 10.000 empleados de Opel se reunieron en Rüsselsheim con pancartas y un ataúd falso para expresar su enojo contra General Motors, que canceló el martes la planeada venta de sus operaciones europeas al fabricante de piezas de auto canadiense Magna, de acuerdo con medios de comunicación locales.
Otras protestas tuvieron lugar en las plantas de Opel en Bochum, Eisenach y Kaiserslautern. La decisión de GM tampoco fue del agrado del gobierno ni de los medios de comunicación alemanes, quienes la consideran una humillación. "Opel, la mayor tomadura de pelo", decían los titulares de hoy de Bild, el medio escrito germano más leído. "Los estadounidenses nos han engañado a todos".
El jueves, la canciller alemana, Angela Merkel, urgió al presidente de Estados Unidos a que emprendiera acciones sobre la cuestión de Opel, informó DPA.
"El gobierno urgirá a General Motors a que presente una nueva estrategia para Opel tan pronto como sea posible y que pague el crédito de 1.500 millones de euros (cerca de 2.200 millones de dólares) para finales de noviembre", dijo hoy en Berlín Ulrich Wilhelm, portavoz de la canciller.
El gobierno alemán ofreció el año pasado 4.500 millones de euros (cerca de 6.600 millones de dólares) de dinero de los contribuyentes para lograr el acuerdo a través del cual GM vendería Opel a Magna International de Canadá y el banco ruso Sberbank, en un esfuerzo por rescatar tantos empleos alemanes como fuera posible.
Sin embargo, GM anunció el martes la decisión abrupta de mantener Opel, bajo el argumento de la "mejoría en el ambiente de negocios de GM en los meses pasados y la importancia de Opel/Vauxhall para la estrategia mundial de GM".