Cada hectárea de selva en la Amazonia es capaz de absorber hasta una tonelada de gas carbónico (CO2) al año, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores de varios países y cuyos resultados fueron divulgados hoy en Brasil.
El cálculo fue hecho por los responsables del Programa de Gran Escala de Biosfera-Atmósfera de la Amazonia (LBA), un proyecto financiado por la Unión Europea, que involucra a varios países y que es considerado la mayor investigación mundial sobre los efectos del mayor pulmón tropical del mundo en el clima global.
El resultado fue presentado por el especialista Flavio Luizao, investigador del Instituto Nacional de Pesquisas de la Amazonia (INPA) de Brasil y uno de los coordinadores del LBA, en un encuentro en la ciudad brasileña de Manaos.
La llamada "Cumbre Amazónica de Gobiernos Locales", que comenzó el jueves en la mayor ciudad de la Amazonia brasileña, tiene como objetivo incluir a los habitantes de esta región en las negociaciones internacionales sobre cambios climáticos.
De acuerdo con Luizao, además de absorber el principal gas responsable por el efecto invernadero, lo que es conocido como secuestro de carbono, la selva amazónica también actúa como un centro de redistribución de lluvias para toda Suramérica y Centroamérica.
La capacidad de secuestrar el gas carbónico y de tener efectos benéficos para la atmósfera a escala global puede ser aprovechada por los países amazónicos para reivindicar compensaciones en las negociaciones internacionales del mercado de carbono, según el investigador.
"Si multiplicamos esa capacidad de absorción del CO2 por el tamaño de la Amazonia, llegaremos a un volumen inmenso de gas carbónico retirado de la atmósfera, lo que beneficia a todo el planeta", dijo Luizao al indicar que la región puede cobrar por esos "servicios ambientales" prestados.
El área conocida como la Amazonia Legal tan sólo en Brasil alcanza cerca de 500 millones de hectáreas.
De acuerdo con el investigador, además de absorber el gas carbónico de las emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles, la Amazonia también está secuestrando el carbono que se ha acumulado en la atmósfera desde hace varios años.
"Tenemos datos sólidos que muestran que la selva está creciendo y fijando el carbono que estaba en la atmósfera desde hace algunos años. Esa limpieza es un servicio ambiental inestimable", agregó.
El investigador dijo que, además de exigir compensaciones por mantener en pie una selva que está secuestrando miles de toneladas de carbono, la Amazonia puede reivindicar el pago de servicios por su papel como centro de distribución de lluvias.
"Los chorros de aire cargados de vapor de agua que llegan desde el océano Atlántico son redistribuidos cuando llegan a la Amazonia en la forma de chorros bajos de aire llenos de vapor de agua. Eso le permite prácticamente controlar las lluvias en la región central y sur de Brasil, lo que afecta varias regiones de Sudamérica", dijo.
"El régimen de lluvias en varias regiones de América depende en gran parte de lo que ocurre en la Amazonia. Si la selva es destruida en grandes proporciones, el régimen de lluvias puede cambiar", afirmó. Fin