El canciller brasileño Celso Amorim dijo este martes que ha solicitado al depuesto mandatario hondureño Manuel Zelaya que reduzca la cifra de simpatizantes que lo acompañan en la embajada de Brasil en Honduras.
Zelaya se asiló en la embajada brasileña tras su regreso el 21 de septiembre a Honduras y está acompañado por unas 60 personas, expresó Amorim en audiencia ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
"Vamos a continuar exhortando a Zelaya para que ese número sea disminuido. Este es siempre nuestro entendimiento"; señaló.
Amorim relató la conversación por teléfono que tuvo el lunes de la semana pasada con Zelaya, quien --dijo-- se comprometió a regresar al poder de manera pacífica y mediante el diálogo.
"Diría que, a pesar de los reclamos, tuvimos éxito, porque no hubo ningún acto de violencia de los seguidores de Zelaya. Los actos que habrían resultado en muerte fueron actos de represión del gobierno golpista", señaló.
El canciller defendió el alojamiento concedido por Brasil a Zelaya en la embajada en Tegucigalpa tras la condena unánime de la comunidad internacional al golpe de Estado del 28 de junio.
"No recuerdo ningún gobierno de facto que haya sido tan unánimemente condenado. Toda la comunidad americana, a través de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y toda la comunidad internacional, a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) negaron reconocimiento al golpe. Es una situación sui generis", dijo.
El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, senador Eduardo Azeredo, del opositor Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), criticó los llamados de Zelaya a manifestaciones populares contra los golpsitas en Honduras.
Azeredo dijo que Brasil no puede aceptar que su embajada sea cercada por fuerzas militares ni tolerar un uso político de sus instalaciones.
El fin de semana, el gobierno golpista encabezado por Roberto Micheletti dio plazo de diez días a Brasil para que defina la categoría del abrigo a Zelaya, tras lo cual, de no recibir respuesta satisfactoria, podría retirar la condición diplomática a la embajada.
La amenaza recibió una dura condena, entre otros, del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, que la consideró "inaceptable", aunque la noche del lunes Micheletti dijo que el gobierno brasileño podía estar tranquilo que las instalaciones no serían atacadas.
El presidente Luiz Inacio Lula da Silva aclaró que no acepta ultimátum alguno de "golpistas" y que su gobierno "no negocia con quien usurpó el poder". Fin
