La cumbre del G-20 en Pittsburgh (Estados Unidos) concluyó ayer viernes con la presentación de nuevas medidas para combatir la crisis.

En la declaración final se han establecido estrategias para aumentar la transparencia en la gestión de las instituciones financieras y someterlas a unas normas y un control más estrictos. Según el documento, el objetivo es “poner las bases para un crecimiento fuerte, continuo y equilibrado para el siglo XXI”. El mismo borrador reconoce que la mala supervisión ha sido uno de los factores desencadenantes del desorden financiero.

Sin embargo, los plazos para las medidas más exigentes se flexibilizan y se prorrogan. La magnitud del reto que afrontaban los líderes de los principales países industrializados y emergentes ha hecho perder fuelle a las exigencias, que se han reducido a recomendaciones en muchos casos.

Uno de los puntos más polémicos de esta cumbre ha sido el que se refiere a imponer límites a las primas y bonus que reciben los altos ejecutivos financieros, una medida promovida, principalmente, por los países europeos presentes en el foro, mientras que Estados Unidos ha expresado reticencias hacia esta medida limitadora. En la conclusión de la cumbre, estos bonus no se limitan, sino que, simplemente, se recomienda fijarlos según los objetivos a largo plazo de la entidad.

También se ha propuesto la obligación de los bancos de aumentar sus reservas de capital, con el fin de dar garantías en épocas de dificultad. Aún así, esta medida será aplicable sólo cuando las condiciones financieras globales hayan mejorado, con el fin de no limitar la capacidad de las entidades bancarias para conceder créditos.

Otro de los temas complicados ha sido el nuevo reparto de poder en el seno del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos globales con el fin de dar más presencia a los países emergentes. Los estados europeos han cedido parte de su voto a favor de las economías emergentes, tales como China, India, Brasil y México.

Por otra parte, como ya adelantó la Casa Blanca, en la cumbre se ha decidido que el formato del G-20, con presencia de las economías emergentes como China, sustituya definitivamente al G-7, compuesto únicamente por los países más ricos, como Foro Económico Global.

La próxima reunión del G-20 está prevista para junio en Canadá.