El derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, dijo ayer a medios locales que no tiene ningún temor de ser detenido por la policía de su país si las fuerzas del orden decidieran irrumpir en la embajada de Brasil donde se encuentra para capturarlo.

Zelaya, que se refugió en la embajada brasileña tras su sorpresivo regreso a Honduras el lunes, pidió a sus seguidores que marchen hasta la sede diplomática para respaldarlo, a pesar de que la madrugada de este martes la policía desalojó a aquellos que ya se habían apostado en los alrededores de la embajada brasileña, rodeó las calles próximas a la embajada y colocó uno de sus vehículos frente al recinto diplomático. 

"Hay francotiradores en los edificios aledaños, están creando un ambiente de temor. Llamo al pueblo a que marche a la embajada, somos mayoría, siempre es el pueblo el que salva al pueblo, yo he venido a que haya paz", dijo Zelaya.

El portavoz de la policía Orlin Cerrato dijo que, a pesar de la orden de captura contra Zelaya, los cuerpos policiales no entrarán en la embajada para detenerlo, porque sería violentar normas de carácter internacional, y que la ley será cumplida cuando el presidente depuesto salga de la sede diplomática.

Zelaya por su parte hizo un llamado a las Fuerzas Armadas para que no se presten a este juego ya que no se sabe cómo puede terminar un conflicto de esta naturaleza, y les ordenó que cesaran las medidas de represión y los ataques.