A menos de tres meses de los comicios, los candidatos presidenciales compiten en sus promesas para atraer el voto de la clase media de Chile, la que superaría la mitad de la población.
El candidato de la derecha, el empresario Sebastián Piñera, quien aparece como favorito para ganar el próximo 13 de diciembre, ha expresado su compromiso "de alma y corazón" con la clase media, a la que señala como la más perjudicada con la crisis económica.
El democratacristiano Eduardo Frei, abanderado de la coalición gobernante y segundo en los sondeos, ha prometido "pagar nuestra deuda hacia la clase media", ofreciéndole "una vida con más seguridad y más oportunidades", con un seguro inmobiliario y becas universitarias.
Mientras, el candidato independiente Marco Enríquez-Ominami, cuya familia representa la típica clase media y aparece como tercero entre los aspirantes, ha propuesto bajar los impuestos a los micro y pequeños empresarios, así como a todas las personas, y elevarlos a las grandes corporaciones.
Los otros dos candidatos a la presidencia, el ex ministro Jorge Arrate, del izquierdista Juntos Podemos, y el senador Alejandro Navarro, del Movimiento Amplio Social (MAS) también incluyen en sus programas beneficios para este grupo social.
Según un estudio de Icomm Investigación de Mercado, hecho en base a los ingresos familiares reales, la clase media en Chile alcanza el 56% de la población.
Se trata de grupos socioeconómicos C2 (media) y C3 (media baja) que conforman más de un millón y medio de familias de todo Chile que ganan entre 800 y 2.000 dólares al mes, viven en casas propias y educan a sus hijos en colegios pagados.
A diferencia de la de los años 80, cuando la clase media chilena creció al alero del sector público, la actual depende básicamente del sector privado, y son padres de familia con 12 años o más de educación, que trabajan en servicios, son técnicos y también profesionales o tienen pequeñas empresas.
La socióloga de la Universidad de Chile Emmanuelle Barozet afirmó que "es una clase media pobre en comparación a la europea o estadounidense, las cuales cuentan con más apoyo estatal y mejores ingresos".
Indicó que hay diferencias entre los grupos de clase media chilena, que son marcadas por el tipo de auto que usan o el nivel del colegio pagado donde estudian sus hijos, así como los restaurantes o teatros que visitan o el tipo de vivienda adicional que tienen en la playa.
"La clase baja ha ido educándose y, por eso, los jefes de familia logran acceder a empleos mejor remunerados. Eso, unido a que la mujer ha entrado en el mundo laboral, hace que ese segundo ingreso les permita acceder a la clase media", comentó Raúl Olivos, gerente de Iccom.
A pesar de la actual crisis económica, el gobierno apuesta a que en la medida en que sigan mejorando las condiciones de vida de toda la población, se produzca un aumento de los segmentos medios.
La ministra de Planificación, Paula Quintana, destacó que "hoy siete de cada diez chilenos son la primera generación de su familia que accede a la educación superior, lo que permite proyectar que tendrán mejores condiciones de vida que la que tuvieron sus padres".
Los sociólogos chilenos hablan de "las clases medias", formadas por distintos grupos que no tienen una identificación común. Al incorporarse nuevas familias a este grupo social, éste se ha convertido en un estrato muy heterogéneo y no resulta fácil definirlo.
Históricamente, la clase media chilena votó por la Democracia Cristiana, que representa al centro político, y que hoy está integrada a la coalición oficialista, formada por también por los partidos Socialista, Por la Democracia y Radical Socialdemócrata.
Por ello, todos los candidatos proponen atrayentes propuestas con la finalidad de atraer a la clase media, cuyo apoyo resultará decisivo en unas elecciones que se vislumbran muy reñidas. Fin