El Ministerio de Agricultura de Chile trabaja en la elaboración de la huella de carbono de sus principales productos agropecuarios de exportación, como uva de mesa, vinos y quesos.
Este estudio obedece a la nueva exigencia de los países desarrollados, consistente en mostrar la trazabilidad de la huella de carbono de las exportaciones chilenas, lo que, al mismo tiempo, contribuye a la competitividad de sus productos en el extranjero.
Según definición del Parlamento Europeo, la trazabilidad consiste e seguir el rastro, a través de las etapas de producción, transformación y distribución, de un alimento (para uso humano o animal) o una sustancia destinada a ser incorporada en alimentos.
Así, la trazabilidad o "rastreabilidad" permite seguir la ruta de un producto, sus componentes, materias primas e información asociada, desde su origen hasta el punto de destino final o viceversa, a través de toda la cadena de abastecimiento.
El estudio fue encargado por la Fundación para Innovación Agraria (FIA) al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), el cual cuenta con la colaboración de la Asociación de Exportadores y otras 15 entidades asociadas.
La idea es definir una metodología que sea compatible con exigencias que se están generando desde los países de la Unión Europea (UE), que son destino de las exportaciones de los productos agrícolas.
Chile y la UE mantienen vigente un tratado de libre comercio. Francia ya aprobó una normativa sobre la huella de carbono, y se espera que otras economías importantes también la adopten, sin consultar instancias multilaterales.
Al parecer, la agricultura ha sido el sector escogido para iniciar la trazabilidad de la huella de carbono porque en sus productos se producirían alteraciones en el ciclo hidrológico.
El ex presidente Ricardo Lagos, enviado especial de las Naciones para el Cambio Climático, había advertido sobre la necesidad de comenzar a especificar en las etiquetas de los productos la trazabilidad de la huella de carbono porque pronto será una exigencia para su competitividad en los mercados extranjeros.
A partir del primero de enero de 2011 empezará a regir en Francia la ley Grenelle 2, la cual regulará la huella de carbono en las importaciones de alimentos y sus derivados, y los exportadores deberán informar sobre las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) que generó su elaboración y transporte.
En Gran Bretaña, algunas cadenas de supermercados, como Tesco, ya expresaron su interés en fomentar el uso de etiquetas que informen sobre la huella de carbono de los productos que comercializan.
En Estados Unidos, el Congreso se está discutiendo una iniciativa similar que se aplicaría a partir del año 2020.
En medio de los preparativos para la conferencia mundial sobre cambio climático, que se desarrollará en Copenhague a fin de año, esta señal de Francia adquiere importancia porque todo indica que los mercados internacionales seguirán sus pasos, a fin de regular de distintas formas el tema de la trazabilidad.
Al respecto, Lagos señaló en un seminario reciente que, si no hay acuerdo en Copenhague, los países desarrollados de todas formas harían sus propios compromisos en este tema, lo que implicaría que a las transacciones comerciales se les exigiría la trazabilidad de la huella de carbono.
Según los expertos, para definir qué tan carbónico es un producto hay tres elementos que lo definen: cómo se produjo; cuáles son las fuentes de energía que se utilizaron, y el transporte terrestre, marítimo o aéreo.
Para los próximos años, Chile ha proyectado aumentar la generación eléctrica a base de carbón, lo que necesariamente aumentaría la huella de carbono en los productos agrícolas.
Hasta el momento, la estatal Comisión Nacional del Medio Ambiente no ha emitido una normativa sobre relacionada la huella de carbono, y esta práctica sólo ha sido adoptada por algunas empresas privadas, como una ventaja competitiva.
La exigencia de la huella de carbono será un requisitito que poco a poco los países desarrollados impondrán a los países emergentes, obligándolos a mayores gastos y controles más exigentes, después que han sido los causantes problemas del cambio climático en el planeta. Fin