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ESPECIAL: Pide Brasil mayor responsabilidad en combate cambio climático
Agregar a favoritos | Imprimir | e-mail | Corregir   09:24 13-07-2009 / spanish.china.org.cn
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El gobierno de Brasil reclama que los países industrializados salden su deuda histórica con el planeta asumiendo una mayor responsabilidad en el combate al cambio climático.

Esto permitiría un acuerdo amplio en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención del Clima (COP 15), a realizarse en Copenhague, Dinamarca, en diciembre próximo.

La posición oficial brasileña, que exige compromisos inmediatos y efectivos de los países ricos, viene siendo expresada desde fines del año pasado en diversos artículos y documentos, y fue reafirmada en la cumbre de L'Aquila, Italia, donde los líderes mundiales discutieron sus puntos de vista sobre la crisis climática.

Como resaltó el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tras lanzar en septiembre de 2008 el Plan Nacional contra el Cambio Climático, las propuestas defendidas por Brasil en materia de reducción de emisiones continuarán pautándose por el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas entre países desarrollados y en desarrollo.

"Sabemos que la cantidad de emisiones globales provenientes de países en desarrollo aumentará en el futuro, fruto del propio crecimiento. Sin embargo, en nombre de la equidad en el esfuerzo global, los países ricos precisan tomar la delantera", subrayó .

El presidente resaltó en diversas oportunidades que, después de todo, el calentamiento global es el resultado de una acumulación histórica de emisiones generadas por los países de industrialización antigua.

"Estudios científicos comprueban que el aumento medio de temperatura global desde la era preindustrial resulta mayoritariamente de emisiones a lo largo de décadas de actividad industrial", afirmó.

Los países desarrollados son los principales detentores de los recursos financieros y tecnológicos necesarios para la mitigación del cambio del clima, dijo.

"Los esfuerzos de los países desarrollados precisan ser más ambiciosos, pero no es ese el mensaje que estamos escuchando. Considerando las metas de mitigación establecidas en el Protocolo de Kyoto, estamos frente a un cuadro preocupante", agregó.

Varios países revelan una trayectoria de emisión francamente incompatible con los compromisos asumidos, y las obligaciones de ofrecer auxilio financiero y tecnológico a los países en desarrollo no están siendo cumplidas.

"La amenaza para muchos pobres es la de reducir emisiones por medio de la suspensión o desaceleración de sus esfuerzos de reducción de la pobreza. Es inadmisible pretender que países en desarrollo renuncien a sus aspiraciones de bienestar en nombre de la preservación de patrones insustentables de consumo", consideró.

Brasil reclama, además, que opciones con gran potencial de mitigación, como el uso de biocombustibles, son limitadas por restricciones de carácter proteccionista o por la divulgación de informaciones distorsionadas sobre la relación entre producción de alimentos y de biocombustibles.

El país sudamericano logró, con su tecnología de avanzada y sus condiciones geográficas favorables para la producción de combustibles renovables, hacer que 46 por ciento de su energía sea limpia (basada en hidroelectricidad y biomasa) contra un nivel global de apenas 13 por ciento.

Gracias al uso de etanol de caña de azúcar, que las autoridades aseguran no implica ningún riesgo para la producción de alimentos, Brasil evitó emitir 644 millones de toneladas de carbono en los últimos 30 años

El país sudamericano es el cuarto mayor emisor mundial de gases que provocan el efecto invernadero, y la deforestación provoca 75 por ciento de sus emisiones.

La lucha contra la deforestación es el concepto central de Plan Nacional de Acción contra el Cambio Climático, que define una reducción de 72 por ciento en la deforestación ilegal en la Amazonia para 2018, lo que Brasil expone como el principal compromiso asumido para hacer su parte en el esfuerzo mundial.

Según el gobierno, la experiencia brasileña muestra cómo los países en desarrollo pueden contribuir con la lucha contra el cambio climático a nivel mundial.

"El incentivo para actuar es claro, dado que los países más pobres ya están sufriendo más duramente las perturbaciones climáticas en gran parte causadas por patrones de producción y consumo en los países más ricos", señaló el presidente Da Silva en un artículo divulgado en marzo.

"Sin embargo, esto no debe servir como una nueva excusa para que los países industrializados ricos eludan sus responsabilidades fundamentales. Sería el insulto a la injuria, si se espera que los países en desarrollo paguen el costo de revertir estas peligrosas tendencias", enfatizó.

En L'Aquila, los líderes del G-8 manifestaron en un comunicado que su objetivo es reducir 80 por sus emisiones de gases contaminantes hacia 2050, y que el mundo en su conjunto debería hacerlo en 50 por ciento.

Los negociadores brasileños del área medioambiental dijeron en respuesta que la meta del G-8 "no tiene ninguna credibilidad" ni puede ser aceptada si no hay una meta intermedia para 2020, lo que debe ser la principal exigencia del país sudamericano a las naciones ricas para llegar a un acuerdo en Copenhagen.

El G-8 siempre ha estado bajo los reflectores desde que fue fundado en 1975. Su predecesor, el Grupo de los Siete, había dominado durante mucho tiempo la economía mundial antes de la década de los 90 y tenía una voz importante en los asuntos políticos y de seguridad mundiales. Fin


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13-07-2009 , Xinhua
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