En la mayor quiebra industrial jamás vista en la historia de Estados Unidos, General Motors Corp., el principal fabricante de autos de Estados Unidos y alguna vez la corporación más grande del mundo, solicitó ayer protección por quiebra.
La compañía con sede en Detroit, durante décadas un símbolo de la supremacía manufacturera, cultura corporativa e incluso del estilo de vida estadounidenses, solicitó apegarse al Capítulo 11 ante el Tribunal de Quiebras del Distrito Sur de Nueva York.
El colapso del gigante de autos de un siglo de existencia ocurrió cuando Estados Unidos está experimentando la peor recesión económica desde la Gran Depresión. Hace apenas un mes, Chrysler LLC, el tercer mayor fabricante de autos del país, tomó el mismo camino.
Con la esperanza de resurgir de la protección de quiebra como una compañía nueva y más ligera en un plazo de entre 60 y 90 días, GM cerrará 11 fábricas en Estados Unidos y parará otras tres para reducir sus costos de operación. La compañía ha estado buscando reducir 21 mil empleos en fábricas de los 54 mil trabajadores que ahora emplea en Estados Unidos.
La quiebra de GM, junto con la previa de Chrysler, también conducirá a la pérdida de cientos de agentes y proveedores, así como de cientos de miles de empleos, lo que obstaculizará los esfuerzos del presidente estadounidense, Barack Obama, y de su administración para estimular la economía en crisis.
Sin embargo, GM China dijo que el impacto de la quiebra de su compañía matriz estadounidense "será mínimo para nuestros negocios en China, incluidas nuestras operaciones y ventas".
"Mantendremos nuestras operaciones de negocios normales, incluidos nuestro sistema de proveedores, distribuidores y operaciones de apoyo a clientes", agregó.