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Señor embajador, Raúl Castro fue elegido como nuevo presidente de Cuba en febrero del año pasado. Ya sabemos que anunció que iba a tomar el modelo chino para llevar a cabo la reforma en Cuba. Me gustaría saber su opinión sobre los logros alcanzados hasta el momento en el proceso de reforma.
Embajador de Cuba.
Nuestros dirigentes, tanto el comandante en jefe, el coronel Fidel Castro Rus, y ahora más recientemente el compañero Raúl, han venido valorando de manera muy alta los resultados alcanzados por la reforma y la apertura de China. Sin duda el resultado de estos 30 años de transformaciones en China ha permitido exhibir incontables logros desde el punto de vista económico y también desde el punto de vista social.
Ambos dirigentes cubanos también han venido reiterando su alta valoración de políticas claves que el liderazgo chino viene impulsando en los últimos tiempos, como por ejemplo el establecimiento de una sociedad socialista armoniosa, o la idea de colocar al ser humano en el centro de todas las transformaciones, son cuestiones claves en las cuales el liderazgo de ambos países tiene un amplio consenso y amplias coincidencias. Y yo diría también que en estos años la importancia que los dirigentes chinos han venido otorgando a la experiencia cubana en materia social, en materia del vínculo estrecho de su dirigente con las masas, hay muchas experiencias que son afines en la construcción del socialismo, y que ha permitido sin duda un intercambio fluido de opiniones y de experiencias en ambos sentidos.
Yo diría que una de las razones fundamentales por las que el liderazgo ha apreciado y valora de una manera muy positiva la experiencia china es justamente la concepción de que todas las transformaciones que se lleven a cabo en el país deben corresponder o deben ajustarse a las condiciones concretas de cada país. No existe hoy en el mundo un modelo único de construcción del socialismo, y no existe hoy tampoco un modelo único de reforma y apertura, y yo diría que el gran éxito de China ha sido demostrar cómo es posible llevar a cabo una experiencia exitosa tomando en cuenta las características propias de cada país. Yo creo que el liderazgo cubano, aún cuando quisiera, no podría aplicar mecánicamente experiencias chinas. Yo creo que todas aquellas experiencias que pudieran ser útiles para la construcción de socialismo, siempre y cuando se ajusten a las condiciones concretas de cada país, serán siempre bienvenidas y serán siempre de gran interés para ambas partes.
Yo creo que lo más importante es que a pesar de las diferencias obvias existentes entre China y Cuba, desde el punto de vista histórico, geográfico, de la escala del país, de la magnitud de la población, de la magnitud de su mercado, a pesar de todas esas diferencias que existen, yo diría que nunca antes fueron tan similares los retos, los desafíos, que ambos países tienen por delante, que ambos partidos comunistas tienen por delante en la idea de construir una sociedad cada vez mejor al alcance de todos.
Yo creo que lo más importante es que a pesar de las diferencias obvias existentes entre China y Cuba, nunca antes fueron tan similares los retos, los desafíos, que ambos países tienen por delante en la idea de construir una sociedad cada vez mejor.