La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) recomendó hoy a los gobiernos de la región aprender de la crisis desatada en Estados Unidos para prevenir atribulaciones en sus economias.
En un análisis titulado "La crisis sub-prime en Estados Unidos y la regulación y supervisión financiera: lecciones para América Latina y el Caribe", la CEPAL ofrece los antecedentes de la debacle económica que afectando al resto del mundo.
La CEPAL dijo que entre las causas de la crisis figura el cambio en el modelo de funcionamiento del sistema financiero, donde los bancos originaban los créditos pero transferían el riesgo.
Otro factor fue la inadecuada estructura de incentivos que implicaba para quienes operaban en el sistema financiero, con una distribución asimétrica de los riesgos.
El desconocimiento y mala medición del riesgo asociado a las operaciones con derivados financieros; el elevado apalancamiento permitido a ciertas instituciones financieras; la falta de la supervisión de la autoridad e inclusive el establecimiento de una política monetaria conducente a un amplio incremento de la liquidez.
Según la CEPAL, cualesquiera que sean las causas, los resultados han sido que a partir de septiembre de 2008 se produjeron fuertes caídas en los precios de los activos y se desencadenó la peor crisis financiera sistémica en varias décadas.
Durante octubre, y en algunos casos también durante noviembre, los precios de las materias primas mostraron descensos significativos mientras que los índices bursátiles registraron caídas cercanas al 50 por ciento respecto de un año atrás.
Al mismo tiempo, se constató que la recesión económica en el mundo desarrollado, más que una posibilidad, se transformó en una certeza.
La crisis global hará impacto en las economías emergentes y por ende en los países de América Latina se hará sentir con mayor fuerza en el primer semestre del 2009, afirmó la CEPAL, con sede en Chile.
Según el texto, detrás del significativo incremento en el crédito hipotecario en Estados Unidos subyace el sostenido aumento en el monto de contratos mediante instrumentos derivados desde 2000.
La evolución de la crisis demostró, contrariamente a la visión precedente, que los mercados financieros exhiben serias fallas de autorregulación.
Ello se explica por el rol de las expectativas en su funcionamiento, una elevada presencia de asimetrías y fallas de información, riesgo moral, conflictos de interés y fallas en su gobernabilidad, por lo que estos mercados son propensos a equilibrios insostenibles, "manías y pánicos" que pueden derivar en crisis sistémicas.
Progresivamente comienza a surgir cierto consenso respecto de la orientación para las reformas necesarias a fin de impedir otra crisis similar, dijo la CEPAl, un organismo especializado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
No obstante que las propuestas difieran en los énfasis y los detalles técnicos, el desarrollo de la crisis y, en especial, la discusión en torno a cómo enfrentar su fase más aguda hicieron evidente ciertas orientaciones centrales para las reformas.
Habida cuenta de los efectos sociales que se derivan de las crisis financieras, es clave la política pública, mediante la regulación y supervisión y, según lo amerite el caso, intervenciones directas en los mercados e instituciones.
Las lecciones en orden a prevenir las crisis financieras que hasta el momento se obtienen para la región se refieren a aspectos regulatorios internos y se agrupan en cuatro grandes áreas.
Estas son la necesidad de un enfoque macro-prudencial complementario del actual enfoque regulatorio (1) y el requerimiento de diseñar mecanismos que se traduzcan en una reducción de la prociclicidad de los sistemas financieros (2).
Otros son la ampliación del ámbito tradicional de la regulación y supervisión a toda institución que exhiba riesgos sistémicos (3) y ciertos aspectos de la relación entre las agencias calificadoras de riesgo, las empresas de auditoría externa y las instituciones financieras que derivan en un deficiente tratamiento del riesgo (4).
La CEPAL dijo que los sistemas financieros de la región difieren significativamente de aquellos de países más desarrollados.
Sin embargo, las lecciones que se obtengan de los debates actuales serán igualmente válidas para la mejor definición de los marcos regulatorios y buena conducción de la política pública en la región. Fin