La economía de Chile se contrajo 1,4 por ciento en enero respecto de igual mes del pasado año, constituyendo la peor caída desde 1999, lo cual confirma que la crisis global está presente en el país.
En este resultado influyó la existencia de un día hábil menos en ese periodo, además de la reducción en 8,9 por ciento de la actividad industrial y comercial.
Aunque el descenso se corresponde con las expectativas del gobierno, que lo situaban en un rango negativo de entre 1% y 2%, la cifra registrada recuerda los embates de la crisis asiática, cuando bajó 3,1% ese mismo mes hace una década.
Para muchos economistas chilenos, parece cada vez más probable que en 2009 habrá una recesión.
Incluso, por la drástica caída de la inflación ya algunos plantean la posibilidad que durante este año se podría producir un proceso deflacionario debido al achicamiento de la economía.
Un reciente estudio de los datos históricos de la economía muestra que han habido doce recesiones en casi seis décadas: 1930, 1936, 1938, 1941, 1947, 1949, 1954, 1958, 1967, 1972, 1975 y 1982.
El elemento más común fue que el 83% fue causado por factores externos, como en la actual crisis, desatada en Estados Unidos.
El modelo chileno, basado en la exportación de más del 60% de lo que produce, es vulnerable a las turbulencias de los mercados mundiales.
En la actualidad, el escenario no representa una sorpresa, porque hace varios meses la economía chilena viene experimentando una fuerte desaceleración.
Desde el tercer trimestre del 2008, el Producto Interno Bruto (PIB) ha venido cayendo como consecuencia de lo que pasa en el resto del mundo.
"La cifra de enero nos muestra que hay una crisis en la economía mundial y que como hemos dicho desde hace meses, Chile no puede pretender estar totalmente indemne a estos coletazos tremendos de la economía mundial", dijo el ministro de Hacienda, Andrés Velasco.
Una noticia buena para Chile ha sido el incremento en el precio del cobre, el que en los últimos días se ha visto impulsado por los planes de infraestructura anunciados por los distintos países y, especialmente, por el plan de China para recuperar su economía.
El metal cerró la semana con saldos positivos, al acumular desde el viernes anterior un alza de 9% en su valor, transándose en 1,67 dólares la libra en la Bolsa de Metales de Londres (LME).
Por otro lado, se da por descontado una baja significativa de la tasa de interés por parte del Banco Central el próximo jueves, pero esta esperada medida al parecer no cambiará de forma sustancial el rumbo el curso de la economía.
La baja de la inflación de 0,4 por ciento en febrero y el retroceso de la inflación subyacente muestran que la inflación en general está bajo control.
El debilitamiento del empleo, que según cifras oficiales alcanza a más de 650.000 desempleados, y el esperado bajo precio del petróleo señalan que no habrá mayores riesgos inflacionarios en el futuro inmediato.
El plan de estímulo fiscal, que aplica el gobierno por 4.000 millones de dólares, está en la misma dirección que el de los demás países y se centra en detener la desocupación, promover las obras públicas y subsidiar a las familias más pobres.
En esta coyuntura, las autoridades económicas no se atreven de hablar de reformas estructurales para potenciar el crecimiento económico de largo plazo, sobre todo porque es un año electoral y al gobierno le quedan 12 meses en el poder.
Hay consenso respecto a que esta crisis tendrá fuerte influencia en los comicios de diciembre próximo.
Según diversos sondeos, el empresario Sebastián Piñera, de derecha, es favorito para el triunfo en los comicios presidenciales de diciembre sobre el aspirante de la coalición socialista de gobierno, el ex presidente Eduardo Frei. Fin