La cumbre del grupo de los 20 (G20), prevista para el 2 de abril en Londres, será la segunda vez, desde la reunión de noviembre del año pasado en Washington, que los líderes de los países desarrollados y en vías de desarrollo se sientan juntos para buscar soluciones a la crisis financiera global y la ralentización de la economía mundial.

Desde Washington hasta Londres, los países de todo el mundo han tratado de emplear todos los medios posibles a su alcance para detener el desarrollo de la crisis y reactivar la deteriorada economía global. Los esfuerzos mundiales se han centrado en los siguientes aspectos: política fiscal, política monetaria y cooperación internacional.

POLITICA FISCAL Y ESTIMULO ECONÓMICO

Ante esta crisis sin precedentes, muchos países han anunciado planes de estímulo económico con volúmenes que van desde un par de miles de millones hasta los asombrosos 787.000 millones de dólares de Washington.

El masivo paquete de estímulo estadounidense incluye unos 286.000 millones de dólares en recortes tributarios, 54.000 millones para los estados con problemas de liquidez, 311.000 millones en asignaciones, 37.500 millones para la infraestructura energética, 24.300 millones para los más afectados por la crisis y 7.800 millones para programas de aplicación de la ley y de otra naturaleza.

Muchos economistas consideran que este masivo plan podría amortiguar el impacto de la crisis, pero que no será una solución rápida para el declive de la economía norteamericana.

Joseph Stiglitz, economista galardonado con el premio Nobel, catedrático de la Universidad de Columbia y ex jefe economista del Banco Mundial, indicó que el paquete de estímulo era "probablemente demasiado pequeño, especialmente teniendo en cuenta que está mal diseñado (y) que aún no hemos solucionado el problema de las hipotecas, así que es posible que el sector financiero continúe sufriendo".

En Europa, la Comisión Europea anunció a finales del año pasado un significativo paquete de estímulo económico por valor de 200.000 millones de euros (unos 260.000 millones de dólares), que representaba el 1,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la Unión Europea (UE). El paquete incluía reducciones tributarias y aumento de gasto público.

Además del paquete de estímulo comunitario, algunos estados miembros de la UE elaboraron sus propios planes de estímulo. El parlamento alemán ha aprobado dos paquetes de estímulo desde noviembre, uno por valor de 32.000 millones de euros (40.000 millones de dólares) y otro de 50.000 millones de euros (62.000 millones de dólares), siendo éste último el mayor plan de rescate económico del país europeo desde la Segunda Guerra Mundial.

El paquete del gobierno holandés suma unos 6.000 millones de euros (unos 7.500 millones de dólares) y representa el 1 por ciento del PIB del país.

Reino Unido presentó un plan por valor de 20.000 millones de libras esterlinas (29.000 millones de dólares), que también equivale al 1 por ciento de su PIB.

Francia anunció un plan por valor de 26.000 millones de euros (35.000 millones de dólares) en diciembre pasado, enfocado en la inversión en infraestructuras en lugar de en las ayudas directas a los consumidores.

El gobierno italiano anunció en noviembre del año pasado un plan de 80.000 millones de euros (109.000 millones de dólares), que incluía 16.600 millones de euros (22.600 millones de dólares) para infraestructura y 2.400 millones de euros (3.200 millones de dólares) para familias con bajos ingresos.

En Asia, Japón anunció en diciembre un nuevo paquete por valor de 23 billones de yenes (256.000 millones de dólares) para estimular su economía, con lo que el desembolso total del gobierno nipón en estímulos superaba los 550.000 millones de dólares.

Como economías emergentes, los gobiernos de los países de Europa Oriental aprobaron una serie de planes similares, diseñados para mantener la estabilidad financiera, crear empleos e impulsar la recuperación económica.

En América Latina, el gobierno mexicano anunció en enero un plan de recuperación por valor de 54.000 millones de dólares que se centraba en la promoción del gasto público.

El gobierno brasileño asignó 100.000 millones de reales (44.000 millones de dólares) para créditos destinados a las empresas locales y puso en marcha un programa de vivienda nacional para construir un millón de hogares hasta 2010, a fin de apoyar el sector de la construcción y crear nuevas oportunidades laborales.

Por su parte, el gobierno argentino asignó más de 20.000 millones de dólares para la construcción de infraestructuras, viviendas y servicios de educación.

Otros países del mundo, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, también presentaron planes de estímulo para reactivar sus economías.

POLITICA MONETARIA Y REDUCCIONES DE TIPOS DE INTERES

Además de la política fiscal, los gobiernos también han hecho un mejor uso de la política monetaria en su intento por influir en la economía, pues la reducción de tipos de interés ha sido uno de los instrumentos empleados con mayor frecuencia.

En su última reunión para definir la política monetaria, la Reserva Federal de EEUU decidió mantener su principal tipo de interés intacto en el nivel más bajo de la historia, entre el 0 y el 0,25 por ciento.

El Banco Central Europeo (BCE) redujo su tipo de interés principal a comienzos de este mes en medio punto porcentual hasta el 1,50 por ciento para contrarrestar la ralentización en la Eurozona. Esta ha sido la quinta vez en seis meses que el BCE recorta los tipos de interés, que han tocado su nivel más bajo.

Esto se produjo tras una acción similiar del Banco de Inglaterra (BoE, siglas en inglés), el banco central británico, que redujo su tasa de interés en un 0,5 por ciento hasta el 0,5 por ciento, también su nivel más bajo.

Se informó que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, era reticente a seguir los pasos de la Fed y del BoE, ya que temía que amplios recortes en los tipos de interés pudieran provocar una crisis en el futuro.

El banco central de Japón redujo hasta el 0,1 por ciento su tipo de interés en diciembre pasado, poco después de que el banco central de China redujera las tasas de préstamo y de depósito en un 1,08 por ciento, superando las expectativas.

El banco central de Hungría, en diciembre pasado, también redujo del 10,5 al 10 por ciento su tasa de interés, siendo éste su tercer recorte en un mes.

El Comité de Política Monetaria de Brasil (Copom) recortó a comienzos de este mes su tipo de interés básico anual (Selic) en un 1,5 por ciento, de 12,75 hasta 11,25 por ciento, el nivel más bajo en la historia.

Además de las reducciones en los tipos de interés, los bancos centrales también pueden ajustar la liquidez a través de las operaciones de apertura del mercado.

Con el fin de proveer un mayor apoyo a los mercados de préstamos hipotecarios y de vivienda, la Reserva Federal estadounidense anunció los planes de compra de hasta 750.000 millones de dólares en seguros con respaldo de hipotecas de las agencias, con lo que la compra total de estos seguros llegará a 1,25 billones de dólares este año. También incrementará sus compras de deudas emitidas o garantizadas por los dos gigantes hipotecarios del país, Fannie Mae y Freddie Mac, este año por hasta 100.000 millones de dólares por hasta un total de 200.000 millones.

El Banco de Japón ha decidido elevar su compra inmediata de los depósitos gubernamentales de largo plazo hasta por 1,8 billones de yenes (18.300 millones de dólares) por mes desde 1,4 billones de yenes (14.800 millones de dólares), para promover la liquidez y detener el alza en las tasas de interés de largo plazo.

Mientras tanto, en la fuertemente afectada Europa Oriental, los bancos centrales de Rumanía, Hungría, República Checa y Polonia dijeron que la reciente depreciación de sus monedas ha sido exagerada.

En un intento de inyectar liquidez al mercado financiero, el banco brasileño vendió parte de sus reservas de divisas extranjeras en el mercado doméstico.

COOPERACION INTERNACIONAL

Mientras empeora la crisis financiera global, los gobiernos a lo largo del mundo se han dado cuenta que los esfuerzos concertados son necesarios para afrontar la recesión global.

En el encuentro anual del Foro Económico Mundial de este año, el premier británico Gordon Brown indicó que la cooperación entre las principales potencias e instituciones financieras globales es vital para asegurar un continuo flujo de créditos tanto a los países en desarrollo como a los más pequeños, los que son probablemente las víctimas más afectadas de la recesión.

En su última reunión en Horsham, Reino Unido, los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G20 acordaron restaurar el crecimiento global y apoyar el préstamo y reformas para fortalecer el sistema financiero global.

También prometieron fortalecer la cooperación internacional en los esfuerzos para resolver la crisis financiera.

Además, el Banco Europeo de Inversiones, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y el Banco Mundial han prometido recientemente invertir de forma conjunta 24.500 millones de euros (31.000 millones de dólares) en Europa Central y Oriental para combatir la crisis. Los líderes de la UE también acordaron duplicar fondos comunes de ayuda para el Fondo Monetario Internacional, de la cifra actual de 250.000 millones de dólares a 500.000 millones.

La cumbre financiera del G20, que tuvo lugar en noviembre pasado en Washington, elaboró un programa para el nuevo sistema financiero global. La próxima cumbre financiera del G20 en Londres tiene previsto elaborar los detalles para lograr la meta.

Existe un creciente consenso de que en la era de la globalización, la cooperación financiera internacional es una de las vías más efectivas para ayudar a la estabilización de un nuevo y efectivo sistema financiero global. Fin