La cumbre de primavera de la Unión Europea (UE), que concluyó el viernes en Bruselas, pidió nuevamente a los estados miembros que actúen juntos para enfrentar la crisis financiera y económica teniendo en mente las reglas del mercado único europeo.
Como una señal positiva de confianza y solidaridad mutuas, los líderes de la UE decidieron ayudar a los miembros europeos centrales y europeos a salir de su predicamento financiero y económico duplicando el tope de la facilidad de asistencia financiera de mediano plazo de la UE o fondo de crisis, a 50.000 millones de euros (63.500 millones de dólares USA).
En ausencia de un gobierno central, la confianza mutua y la responsabilidad constituyen las bases para la cooperación.
La UE, una organización regional con un presupuesto de sólo 1,0 por ciento del producto interno bruto total de los estados miembros, alcanzó sus logros pasados en integración y en otras áreas gracias a la confianza mutua y a la cooperación entre sus miembros.
La introducción de un Plan de Recuperación Económica Europeo de 200.000 millones de euros (254.000 millones de dólares USA) por la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, fue otro ejemplo de solidaridad.
Al comienzo de la crisis mundial, los estados miembros, especialmente los ricos de Europa Occidental, se apresuraron a sus propios rescates, ignorando las reglas del mercado interno. Algunos incluso planearon recurrir al proteccionismo.
Sin embargo, no llegaron a ninguna parte y sólo terminaron en disputas y división.
En cambio, cuando decidieron compartir la suerte y la desgracia, lograron salvar a los bancos en dificultades, reforzaron a las empresas en problemas y restablecieron parcialmente la confianza destrozada de los mercados.
La UE, que enfrenta un año 2009 muy difícil, ha mejorado en cierto grado la situación financiera y restablecido la confianza actuando de conformidad. La situación seguirá mejorando si se apegan a la cooperación.
El ejemplo de la UE es un espejo en el que debe mirarse el resto del mundo.
Ningún país puede ser salvado de la crisis ni puede superar las dificultades por sí mismo en una época de globalización. Los países deben comprometerse a la confianza mutua y a reglas nuevas sin perder de vista sus intereses comunes.
En la próxima cumbre del G-20 en Londres se espera que surjan algunas reglas nuevas para regular el sector financiero internacional y reformar el sistema financiero mundial.