Siempre que Zhang Quanshou, propietario de una agencia de empleo de trabajadores migrantes, piensa en el funcionamiento de su empresa, no puede evitar desanimarse.
Con sede en Shenzhen, ciudad del sur de China cuya economía se ha basado en la exportación durante los últimos 30 años, la empresa de Zhang solía ayudar a encontrar trabajo a más de 20.000 trabajadores migrantes al año, número que cayó a 8.000 en 2008, por el impacto de la desaceleración económica.
"Ahora, muchos demandantes de empleo hacen cola delante de mi agencia durante largo tiempo. Hace solamente unos meses, eran los directores de las fábricas que esperaban" explicó Zhang, director general de Quanshun Laborer Service.
Zhang, diputado de la XI Asamblea Popular Nacional (APN, máximo órgano legislativo del país), también admitió que su situación es mucho mejor que la de los demandantes de empleo.
Afectada por la recesión, China ha registrado un crecimiento negativo tanto de importación como de exportación desde noviembre del año pasado, dijo el martes Chen Deming, ministro de Comercio, en una conferencia de prensa paralela a la sesión anual de la APN.
Los trabajadores migrantes, la mayoría de los cuales trabaja en cadenas de montaje, han sido los más afectados por la recesión.
Según estadísticas del gobierno, en febrero unos 20 millones ó un 15 por ciento del total de trabajadores migrantes del país perdieron sus empleos en las ciudades y regresaron a sus pueblos en el campo.
Estadísticas de las aduanas demuestran que las exportaciones y las importaciones de China disminuyeron en un 17,5 y un 43,2 por ciento interanual, respectivamente.
"La crisis financiera podría ensanchar la brecha entre las zonas urbanas y rurales de China" advirtió Wen Tiejun, rector de la Escuela de Economía Agrícola y Desarrollo Rural, quien añadió que "el declive de los ingresos tendrá un efecto mucho más profundo en el consumo de la población rural que en el de la urbana".
Los ingresos de un trabajador migrante pueden llegar a representar hasta el 80 por ciento de los ingresos totales de su familia, dijo el diputado de la APN, Kang Houming.
Durante seis años conscutivos, el gobierno central ha dedicado su "documento de política nº1" a la agricultura, cosa que demuestra la importancia que otorga a su desarrollo.
No obstante, las estadísticas dadas a conocer por el Ministerio de Agricultura demuestran que la proporción de ingresos per cápita de las áreas urbanas y rurales fue de 3,33 a 1 en 2007, mucho más que la registrada de 1978, año del inicio del proceso de reforma y apertura, cuando fue de 2,6 a 1.
En 2007, el salario medio de los residentes urbanos era de 10.000 yuanes (unos 1.470 dólares) más que el de sus compatriotas rurales.
En su informe sobre la labor del gobierno, el primer ministro chino Wen Jiabao señaló que en 2009 el gobierno se esforzará por todos los medios para incrementar los ingresos de los campesinos. También hará todo lo posible para crear más empleos para los trabajadores migrantes y para ayudarles a mantener sus puestos.
El gobierno central ha propuesto incrementar sus inversiones en el desarrollo agrícola y rural hasta 716.100 millones de yuanes este año, un aumento de 120.600 millones de yuanes en comparación con 2008.
"El gobierno debería invertir más en la agricultura, las áreas rurales, la educación y el servicio médico, en el actual contexto de crisis económica" indicó Hou Yibin, miembro del Comité Nacional de la APN, añadiendo que este dinero ayudará a estimular la demanda interna y a reducir la brecha entre las áreas urbanas y rurales.
China ha comenzado a construir una red nacional de seguridad social para los residentes rurales con el fin de liberarles del peso de los crecientes costes médicos.
Por su parte, los gobiernos a distintos niveles también han tomado medidas para amortiguar el impacto de la desaceleración económica en los trabajadores migrantes, incluido ofrecer pequeños préstamos y recortes de los tipos de interés para animarles a emprender sus propios negocios.
Además, la Federación Nacional de Sindicatos de China decidió ofrecer ayudas a 10 millones de trabajadores migrantes, incluidos cursos de capacitación.
Algunos expertos han apuntado a que el ensanchamiento de la brecha entre las zonas rurales y urbanas se debe principalmente a la estructura económica de China.
Puesto que la economía del país está orientada a la exportación, China depende en gran medida del comercio exterior, que a presente contribuye un 60 por ciento al producto interno bruto (PIB), una de las cifras más elevadas del mundo. En EEUU, Japón y la India la exportación solamente ocupa alrededor del 20 por ciento.
Yuan Guangming, investigador de la Academia de Ciencias Sociales de China, afirmó que el país ha sido capaz de mantener un crecimiento sano de las exportaciones porque se han mantenido reducidos los salarios de los empleados.
"Este no es un sistema de desarrollo sostenible" dijo Yuan, agregando que "por mucho que el gobierno haya llamado a una reestructuración económica, las empresas no están motivadas por la gran demanda externa".
El subsecretario general de la Fundación de Investigación sobre el Desarrollo de China, Tang Min, dijo que China debería incrementar sus inversiones en la seguridad social para ampliar la cobertura de su enorme población rural.
"Esto impulsará la demanda interna y estimulará la economía", según Tang, además de calmar los temores de la población al futuro y animarles a gastar más.
"Si se gestiona bien, la crisis incluso podría convertirse en una oportunidad para cambiar la estructura económica de China y materializar el desarrollo urbano-rural integral", manifestó Tang.