Pero no todos son historias de sueños en potencia o superación personal. Algunos realmente se dedican a cantar en la calle por amor al arte, literalmente. En la estación del metro de Xidan, una de las más concurridas de la capital china, encontramos a un joven misterioso. Está totalmente concentrado en sus canciones y apenas acepta hablar. Va armado con su guitarra, micrófono, altavoces... Su voz atrae y su repertorio está compuesto de canciones de pop chino, bien conocidas.
Muchos se paran a escucharlo, tanto que llevan a este joven a afirmar, con expresión preocupada: “en cuanto la gente se para a verme, enseguida llega la policía”. Y es que este joven, siempre lacónico y seco en sus respuestas, no está aquí por la fama ni para ganarse la vida. “Si quisiera ganar dinero, no duraría aquí cantando siquiera unos días”, afirma con decisión. Y sigue ahí, cantando como si pensase que la afluencia de audiencia, más que un reconocimiento a su talento, fuera una intromisión. En este caso sí, algo de rebeldía.