Xiao Ma es uno de esos compañeros. Cuando canta, su voz atrae a los que pasan. Algunas chicas, entre curiosas y flirteadoras, se detienen ante él a verlo cantar. Xiao Ma tiene ese aire –quizá pretendidamente- bohemio, vestido todo de negro, con el pelo un poco largo.
Él es del noroeste del país y, al igual que Zhou Qin, su familia no sabe a qué se dedica, “Me da vergüenza, podría hacerles sentirse mal”, justifica Xiao Ma. No obstante, no le imoprta lo que opine la gente al pasar y lleva ya tres años dedicándose a esto.
El mayor sueño de Xiao Ma sería participar en un concurso de talentos –él no es un rebelde- para darse a conocer y lograr fama. Sin embargo, es humilde y nos dice que antes de participar quiere seguir aprendiendo. Humilde y luchador, nos cuenta la historia de otro cantante callejero que pasó diez años dedicado a esto, sin que nadie reparase en él. Xiao Ma dice que él también seguirá saliendo cada día y esforzándose por alcanzar lo que quiere.
En cierto momento, mientras cantaban, la policía se acerca. Xiao Ma y Zhou Qin salen entonces del túnel. “Es algo que pasa con frecuencia” -cuenta sonriendo Xiao Ma- “y cada vez que llegan tenemos que recogerlo todo”. Sin embargo, su sonrisa al contarlo es la mejor muestra de su confianza y de que no se rinde fácilmente.