En un paseo por los jardines y parques de China uno puede descubrir que camina sobre un camino pavimentado con guijarros de colores dispuestos en forma de dibujos –una característica propia de la jardinería y el paisajismo chino.

Estas decoraciones no están diseñadas por arquitectos, sino por artesanos, que se encargan del proceso de principio a fin, una labor que requiere pericia y experiencia.

Primero, se extiende una capa de mortero de cal como base; luego, se va disponiendo el diseño, alineando piezas planas de cerámica o tejas incrustadas en el mortero. Luego se exitende una masa especial hecha también de cal, harina de trigo y aceite, en la cual se fijan de nuevo los guijarros de variados colores naturales.

Los diseños suelen incluir los temas típicos de la pintura china, como paisajes, figuras, flores, pájaros y leyendas históricas o populares.

Los mejores ejemplos se hallan en los senderos de los jardines imperiales, en la parte trasera de la Ciudad Prohibida. Los guijarros de colores crean allí escenas como ‘La Urraca anuncia la Primavera’, ‘Dragón y Fénix’, ‘Grullas y nubes’, ‘Guan Gong derribando a un enemigo’, ‘Dos Ancianos contemplando una partida de ajedrez’, etc, que simbolizan buena suerte, victoria y longevidad.

En conjunto, los senderos decorados son más frecuentes en los parques y jardines privados de las provincias del sur, más que en el norte. Destacan los jardines de Suzhou, donde los pavimentos presentan una gran variedad de temas. Algunos son simplemente formas geométricas, como cuadrados enmarcados por un círculo, igual que las antiguas monedas chinas de cobre, que simbolizan la concepción china de la tierra (cuadrado) y el cielo (círculo). Otras presentan las formas de murciélagos o grullas, símbolos de buena suerte en China. También están los decorados en forma de red de pescar, que evocan deseos de abundancia.