A la hora de visitar un mercado de antigüedades en cualquier ciudad china, puede que te encuentres con un pisapapeles rectangular hecho de bronce y madera. Estos objetos de la China antigua se llaman ‘zhenzhi’ (镇纸).
Con el creciente interés por los objetos de papelería antiguos más extravagantes, la mayoría de los coleccionistas chinos han puesto su atención únicamente en objetos tan trillados como portaplumas, tinteros o piedras de entintar, pasando por alto los modestos pisapapeles ‘zhenzhi’.
Hace miles de años en China, los escolares y hombres de letras buscaban fervorosamente hacerse con pequeñas piezas de bronce o jade, casi siempre para colocarlas sobre sus escritorios, añadiendo así un toque ‘intelectual’ a su estudio. Dado el peso considerable de estos objetos, los letrados solían usarlos también para aguantar el papel o sostener los libros, de ahí su nombre ‘zhenzhi’ que en chino significa literalmente ‘presionar papel’.
Los pisapapeles chinos pueden estar hecho de materiales varios, como oro, bronce, jade, madera, bambú o piedra. Para dotarlos de más valor artístico, se tallan con imágenes muy elaboradas y poemas escritos por escolares célebres. El estilo de las decoraciones de los pisapapeles debe encajar con la forma de la escritura. Por ello, sólo una perfecta colaboración entre el escritor y el tallista pueden dar lugar a un pisapapeles de alta calidad artística.
A pesar de su apariencia simple y modesta, los pisapapeles chinos son enormemente valiosos, especialmente aquéllos que cuentan con una larga historia o que destacan por la calidad de su factura. Uno de los ejemplos más elocuentes es que, en 2004, una de estas piezas, datada en la Dinastía Ming (1368-1644) alacanzó en la Casa de Subastas de Beiijing un precio de 1.050.000 yuanes. Otro pisapapeles de la Dinastía Ming tardía fue vendido por 120.000 yuanes ese mismo año. Y en 2006, un pisapapeles de madera de la Dinastía Qing (1644-1911) fue valorado en 30.000 yuanes.
Las cifras alcanzadas en las subastas durante los últimos años han dado lugar a un boom del coleccionismo de estas piezas de escritorio, otrora tratadas con indiferencia. En comparación con otras antigüedades sorprendentes, los pisapapeles chinos son relativamente fáciles de coleccionar y conservar, lo cual abre el camino a su popularización.