En el contexto de la cerámica china, el término ‘porcelana’ carece de una definición universalmente aceptada. En consecuencia, existe cierta confusión en cuanto a la fecha de comienzo de la producción de porcelana.
Hay opiniones que señalan los finales de la dinastía Han Oriental (100-200 d.C.), el período de los Tres Reinos (220-280 d.C.), el periodo de las Seis Dinastías (220-589 d.C.) o la dinastía Tang (618-906 d.C.).
Primeras porcelanas
Fragmentos de vasijas cerámicas datados en el 9000 a.C. se han encontrado en la cueva de Xianrendong, en la comarca de Wannian, provincia suroriental de Jiangxi. Constituyen algunas de las cerámicas chinas más tempranas. Las piezas eran hechas a mano mediante ‘bobinado’ y cocidas en hogueras. Estas obras eran decoradas con marcas de cuerda, estampaciones y perforaciones.
La cueva de Xianrendong estuvo habitada entre 9000 y 4000 a.C. Durante este periodo, se produjeron dos tipos de cerámica. El primero consistía en piezas de forma tosca, seguramente para uso cotidiano. El segundo tipo lo formaban piezas más refinadas y delgadas, probablemente para uso ritual y ocasiones especiales. Existen evidencias arqueológicas que sugieren que, hasta cierto punto, ambos tipos de cerámica fueron producidos simultáneamente.
Las porcelanas más antiguas halladas hasta ahora estaban hechas de caolín, en la dinastía Shang (siglos XVI-XI a.C), y poseían las características comunes de suvidad y la calidad impermeable de un esmalte resistente, aunque la gente del común empleaba con más frecuencia piezas de cerámica. Sin embargo, este era ya el origen de la porcelana, que se convirtió rápidamente en una necesidad diaria, en especial entre las clases medias y altas, por su durabilidad y brillo.
La porcelana se elaborada en toda clase de elementos, desde cuencos, copas, juegos de té, jarrones, joyeros, quemadores de incienso, instrumentos musicales o cajas para juegos hasta las almohadillas tradicionales que los doctores empleaban para tomar el pulso.
Dinastía Han
Algunos expertos consideran que las primeras porcelanas genuinas fueron fabricadas en la provincia de Zhejiang durante la dinastía Han Oriental. Los expertos chinos ponen énfasis en la presencia de un número considerable de materias minerales de la porcelana (arcilla, piedra de porcelana o una combinación de ambos) como factor definitorio de la porcelana.
En esta época, el celadón (porcelana de color verde jade) y la porcelana blanca fueron los tipos más comunes. Ya por esta época, se habían desarrollado diferentes estilos según la región. El alfar de Yue, en la provincia de Zhejiang, ha gozado de buena reputación desde hace 2 mil años, con su producción de celadón delicado y resitente. El alfar De, por su parte, producía porcelana negra.
Dinastías Sui y Tang
Los objetos de porcelana comenzaron a ganar popularidad progresivamente, sustituyendo aquéllos hechos de oro, plata, jade u otros materiales.
En estas dinastías se desarrollaron innumerables técnicas y estilos novedosos. Uno de los más famosos es la célebre porcelana de tres colores de la dinastía Tang (618-907), llamada así por los tres colores de esmalte empleados: amarillo brillante, verde y blanco aplicados a la pieza en bruto. Se empleaban no sólo en cuencos, vasijas y jarrones, sino también en otras formas más exóticas, como camellos o figuras de viajeros, lo cual constituye un testimonio de la influencia cultural de la Ruta de la Seda durante esta época.
Además de los alfares ya citados, otro alfar, el de Xing, en Hebei, era muy apreciado por sus porcelanas “blancas como la nieve”. El celadón también siguió gozando de gran popularidad, con su color verde azulado y sus formas sencillas y elegantes. Su producción continuó con las dinastías posteriores y este tipo de piezas eran enviadas a Egipto, el Sureste Asiático, Corea y Japón.
Dinastía Song
En la dinastía Song (960-1279) apareció toda una variedad de géneros, convirtiéndose la porcelana en una moda y en objeto de colección y de interés por `parte de mucha gente. Existieron cinco alfares representativos de esta época: Ru, Ding, Ge, Jun y los Alfares Imperiales.
Los Alfares Imperiales presentaban formas decorativas simples; el alfar Ru, en Hebei, añadía ágata en el esmalte, dando lugar a un color delicado y cremoso comparable al jade.
En la provincia de Henan se encontraban dos famosos alfares, Jun y Ding. Desde el emperador Huizong, amante del arte, las porcelanas del alfar de Jun sólo se producían para la familia Imperial, y la gente del común no tenía derecho a adquirirlas por muy ricas que fuesen. Las piezas eran realizadas por los artistas de forma separada, por lo que no había repetición de piezas, decoraciones ni colores, lo cual hacía cada porcelana aún más valiosa.
El alfar Ding se especializaba en porcelana blanca, con adornos en esmalte negro y púrpura. Este alfar también se caracterizaba por los grabados e impresiones de motivos florales sobre las piezas.
Por su parte, el alfar de Ge producía porcelanas con vetas y lágrimas formadas por el esmalte sobre la superficie, produciendo una cantidad de obras de arte mayor que los otros cuatro alfares.
Dinastía Yuan
La dinastía Yuan (1279-1368) vió nacer la producción de la porcelana azul y blanca. Este tipo de porcelana se caracterizaba por su cocción a altísimas temperaturas y la pureza de su arcilla de caolín. Para el azul, se empleaba el cobalto, que adquiría este color tras cocerse en el horno. Las piezas llevaban aún una capa de esmalte claro, añadida al esmalte azul y blanco.
Dinastía Ming
La posterior dinastía Ming (1368-1644) perfeccionó este tipo de porcelana bicolor, que pronto se convirtió en símbolo del virtuosismo de los alfareros chinos.
Jingdezhen, en la provincia de Jiangxi, fue el centro de una próspera industria de la porcelana, que no sólo producía para la Corte Imperial, sino también para la exportación a países como Turquía.
Los estilos y formas decorativas fueron cambiando con cada nuevo Emperador Ming que subía al trono, pero la calidad de las porcelanas producidas en este periodo es, sin duda, la mejor de todas las épocas.
Dinastía Qing
Durante la dinastía Qing (1644-1911), la porcelana se enriqueció con la innovación que supusieron las piezas de cinco colores. Aplicando una serie de pigmentos antes del esmaltado, se recreaban flores, paisajes y figuras, un tipo de decoración que ganó para la porcelana china su renombre en Occidente.
Casi todos los grandes museos de Europa cuentan con piezas de este periodo, ya sea de cinco colores o monocromáticas en azul, rojo, amarillo o rosado.
La calidad de la porcelana china empezó a decaer a finales de la dinastía Qing, como consecuencia de la inestabilidad política y su influencia sobre las artes.
Sin embargo, la producción de porcelana está revitalizándose paralelamente al reconocimiento cada vez mayor de la cultura china tanto dentro como fuera del país. Además de las modernas interpretaciones, muchos hornos alfareros de reciente creación se dedican a reproducir estilos más tradicionales.