Según los registros históricos, en la dinastía Han Occidental el Emperador Wudi (156–87 a.C.) tenía una concubina favorita, llamada Li. La concubina murió víctima de una enfermedad y el Emperador, apenado terriblemente por su pérdida, perdió todo su interés por las tareas de gobierno y los asuntos de la Corte.
Un día, un ministro del Emperador, Li Shaoweng, se encontró por la calle con un niño que jugaba con un muñeco, agitándolo con sus manos. Reflejada en el suelo, la sombra del muñeco parecía cobrar gran vivacidad. El ministro, inspirado por esta visión, volvió a Palacio y pidió a los sirvientes que confeccionaran una figura de la concubina Li con retales de seda de colores (aunque otras fuentes indican que la figura se fabricó con madera o con algodón), colocándole unas varas de madera para poder sostenerla.
Al llegar la noche, el ministro invitó al Emperador y, utilizando una cortina y lámparas de aceite, ofreció a Wudi la ilusión de contemplar las formas de su concubina proyectadas sobre la cortina, ofreciéndole consuelo al darle la impresión de que el espíritu de la mujer se hacía presente. El Emperador quedó encantado y fascinado por el invento y los teatros de sombras se convirtieron en una de las principales formas de entretenimiento de la Corte Imperial.
Así nació el teatro de sombras o ‘sombras chinescas’ (en chino, piyingxi皮影戏), por lo que esta forma de arte popular cuenta ya con más de dos mil años de historia.
En un principio, las marionetas se hacían generalmente con papel o madera; más tarde, empezó a utilizarse para su elaboración la piel o pellejo de asno y vaca, que resultaba más resistente que el papel y más ligero que la madera. De hecho, el nombre en chino de este espectáculo significa “sombras de piel”.
El teatro de sombras gozó de gran popularidad ya en la dinastía Tang y comenzó su apogeo en la dinastía Song (960-1279 d.C.), época en la que las festividades se celebraban con representaciones de teatros de sombras. En la dinastía Ming (1368-1644), sólo en la ciudad de Beijing, existían más de 40 o 50 compañías de teatro de sombras.
En el siglo XIII, el teatro de sombras se convirtió en una forma de entretenimiento habitual en los cuarteles de las tropas mongolas. Este arte se expandió con las conquistas del Imperio Mongol hasta países distantes como Turquía, Persia y Arabia. Más tarde, alcanzó los países del sureste de Asia.
El teatro de sombras se propagó por Europa a mediados del siglo XVIII, cuando misioneros franceses en China llevaron estas marionetas a su regreso a Francia en 1767, organizando representaciones en París y Marsella. Las marionetas causaron sensación y, con el tiempo, las ‘ombres chinoises’ fueron modificándose según el gusto local y embelleciéndose, convirtiéndose en las ‘ombres françaises’ o sombras francesas y arraigando en el país.
Las sombras chinescas han estado también ligadas a la política. En Beijing, por ejemplo, durante el reinado del Emperador Kangxi, esta forma de arte popular gozaba de tanto éxito que existían ocho artesanos de marionetas residiendo en la mansión de un príncipe y recibiendo un generoso salario por su labor.
Cuando los emperadores manchúes comenzaron a extender su dominio por toda China, llevaron el teatro de sombras con ellos con el fin de ocultar que no podían disfrutar de las diversiones locales debido a las barreras lingüísticas.
De 1796 hasta 1800 el gobierno prohibió las representaciones públicas de marionetas para evitar la propagación de revueltas campesinas. Las sombras chinescas no volvieron a retomar su popularidad hasta 1821.
Actualmente, aunque esta forma de arte popular corría el riesgo de desaparecer, se tiene constancia de la existencia de compañías de teatro sombras chinescas en más de 20 países.