Leyendas del la envergadura de Michael Jackson dejan inevitablemente tras de sí un legado y una influencia de gran alcance. Ahora, la muerte del artista ha levantado, también en China, amplios y apasionados debates en torno a la mítica figura entre los miles de fans con los que contaba en nuestro país.
Las reacciones ante la noticia son muchas y variadas: sorpresa, incredulidad, una pena profunda o, incluso, hay seguidores que dicen sentirse “perdidos”. Otros, sin embargo, dicen que el artista debía haber muerto ya hace mucho tiempo. Esta es la opinión de Ding Dawei, uno de los fans chinos de Jackson nacido a finales de los sesenta, que comenta: “la gente se está tomando más seriamente su música después de muerto que cuando estaba vivo”.
Ding empezó a estar influenciado por la estrella del pop en 1990, cuando aún era un estudiante de la Universidad de Tecnología de Dalian en la provincia norteña de Liaoning. Sobre su primer encuentro con la música de Jackson, Ding comenta “fue a través de un escaparate de un gran centro comercial, y para mí fue completamente chocante, estuve ahí parado más de dos horas, mirando el vídeo de “Bad” una y otra vez”.
Para Ding y muchos otros, Jackson supuso un nuevo concepto que levantó el ánimo de toda una generación que entraba en un periodo de reformas. “Su estilo era una mezcla perfecta de música y movimiento corporal, pero le recordaremos aún más porque desprendía un vigor y una pasión que nunca habíamos experimentado hasta entonces”, dice.
A pesar de que en aquel momento la política de apertura y reforma ya se llevaba aplicando en China durante una larga década, la mayoría de los ciudadanos chinos seguían teniendo un conocimiento muy escaso de la sociedad occidental, y severos debates sobre si algunas de las medidas a aplicar eran socialistas o capitalistas seguían manteniéndose vivos en todo el país.
A finales de los ochenta, el rock apareció en China, y con él Michael Jackson, que rápidamente se convirtió en uno de los iconos occidentales más influyentes entre las juventudes chinas.
Wang Xiaofeng, un conocido crítico musical de 41 años de edad, comenta al describir el furor que Jackson levantó en su momento: “si eras joven y sensible al ritmo, seguro que acababas completamente enamorado de su música”.
En el verano de 1986, Wang consiguió hacerse con una copia de las canciones de Jackson que un compañero de clase había comprado en una feria de productos audiovisuales. De esa primera experiencia, el crítico comenta “en tan sólo unos minutos, su música me atrapó. Yo no tenía ni idea de lo que era el rock en aquel momento. Simplemente, lo amabas y no había forma de dejar de escucharlo”.
Durante su vida estudiantil, de 1986 a 1990, Wang ejerció de pinchadiscos en la radio del colegio poniendo una y otra vez las canciones de su ídolo. Pero, aún así, no fue fácil para Wang mantener su fervor, ya que las radios no ponían sus canciones y no tenían ni idea sobre la música rock.
Sin ningún tipo de soporte publicitario oficial, la música de Jackson se extendió entre el público chino tan sólo gracias a los esfuerzos individuales de sus seguidores. Aquellos que tenían familiares en Hong Kong o Taiwán eran los encargados de traer copias de los álbumes de Jackson cuando aún no existía Internet.
“Podías sentir lo libre que era Jackson cuando actuaba sobre un escenario, y por eso no podías tampoco dejar de pensar acerca de la libertad de la que debía gozar también cuando no estaba subido a él” comenta Wang.
Para Zhang Yiwu, profesor de la Universidad de Pekín, “Michael Jackson fue una ventana a través de la cual los jóvenes chinos se asomaron al mundo hace una década”. Y, además, idolatrar a Jackson también parecía una forma de rebeldía, en tanto en cuanto sus ropas, forma de bailar, todo a su alrededor, desafiaba a los principios de la sociedad que habían sido obedecidos durante tanto tiempo.
Yi Zhenyu, de 35 años, todavía recuerda cómo su pasión por Jackson preocupaba profundamente a su madre, que “creía que esa música me iba a convertir en un chico de la calle”.
A principios de los noventa, aún había voces críticas que calificaban su estilo a la hora de bailar de obsceno, pero nada podía ya detener a sus seguidores chinos a la hora de intentar imitar su “moon walk”, y muchísimas escuelas de danza aparecieron como setas por todas partes intentando enseñar los movimientos de baile de Jackson
En cualquier caso, hoy en día, Ding continúa escuchando las canciones de Jackson, ya que, como él mismo dice “no importa cuándo escuches estos temas, siempre puedes seguir sintiendo el fantástico poder que hay en ellos”.