Durante la composición de este concierto, Yin Chengzong solía ir hasta la orilla del río y trabajar con los barqueros para conocer de cerca sus maravillas. En la última fase de su trabajo, permaneció setenta y dos horas encerrado en su habitación comiendo tan solo un cuenco de tallarines con salsa al día. En la víspera del estreno de la obra, uno de su dedos sufrió una inflamación, lo que obligó al pianista a mantener la mano sumergida en un preparado medicinal. El estreno fue un gran éxito, ya que en su música el público pudo percibir la pasión y el pensamiento del compositor. En los diez años posteriores, el concierto de piano El río amarillo constituye la pieza conservatoria de Yin Chengzong. En el 2005, año en que se celebró el cincuenta aniversario de la victoria en la guerra contra el fascismo, esta pieza se interpretó en más de una cincuenta países.
En 1983, Yin Chengzong se instaló en Nueva York (EE.UU.). Al principio, las cosas no le fueron del todo bien, ya que, temeroso de molestar a los vecinos con su piano, tuvo que mudarse varias veces. Pero finalmente encontró un apartamento adecuado para vivir, tocar y componer. Cuando terminaba de interpretar una pieza, recibía los aplausos de los transeúntes que, atraídos por la música, se habían reunido baja su ventana. Según Yin Chengzong, esa estancia en EE.UU. le amplió sus horizontes artísticos:
"Nueva York es el centro artístico del mundo contemporáneo. En esta ciudad se concentran infinidad de artistas, numerosos pianistas y bandas de gran calidad. Mi estancia en Nueva York me permitió ponerme en contacto con otras escuelas musicales, aparte de la rusa, lo que para mí significó un nuevo comienzo".
Tras ofrecer dos recitales en el Carnegie Hall de Nueva York, la prensa lo calificó como "el mejor pianista chino". Las giras de Yin Chengzong han levantado siempre gran expectación. Pero además de intérprete y compositor, este afamado artista ha sido profesor del Instituto de Música de Cleveland, donde compartió su experiencia con alumnos de todo el mundo. Yin Chengzong ha formado parte del jurado de numerosos concursos internacionales de piano, certámenes en los que algunos de sus discípulos han logrado importantes premios.
Cuando recuerda el pasado, Yin Chengzong apenas presta atención a sus éxitos y fracasos. Si algo le gusta mucho, afirma, siempre consigue encontrar una fuerza que lo apoye. En los momentos difíciles, se sienta ante el piano y se olvida de todo. Yin Chengzong transmite estas y otras ideas y actitudes a sus alumnos para animarlos a dedicarse más intensamente a la música, única manera de perfeccionarse sin cesar.