Zhang Yesui, embajador de China en EE.UU., habla con Henry Kissinger antes de la entrega de premios de la Asia Society en Washington, el pasado 15 de junio, donde el antiguo secretario de estado norteamericano recibió un reconocimiento por su carrera.
(SPANISH.CHINA.ORG.CN) - Kissinger llegó a Pekín el pasado viernes para una serie de encuentros públicos y privados como invitado del Instituto Popular de Relaciones Internacionales de China. El experimentado diplomático discutió con sus anfitriones sobre su último libro, ‘On China’ (Sobre China), que ha sido muy comentado entre los medios y lectores del país asiático.
En él, Kissinger intenta compartir su análisis histórico de cómo los chinos y los estadounidenses han manejado sus problemas y cómo “eso se ha traducido en la actual interacción” entre EE.UU. y China.
El libro proporciona una visión desde dentro sobre las relaciones entre China y EE.UU. durante los últimos 40 años, incluyendo sus encuentros con cuatro generaciones de líderes chinos, según indicó el embajador chino en Washington, Zhang Yesui, durante la entrega a Kissinger de un premio de la Asia Society en la capital estadounidense.
Durante su visita, el diplomático estadounidense y premio Nobel de la Paz revivirá muchos recuerdos de aquellas 48 horas en Pekín en julio de 1971, durante una misión secreta para romper el hielo de las relaciones entre China y EE.UU., junto con muchos de los protagonistas que contribuyeron a convertir aquella visita en un éxito que transformaría el mundo.
En su libro, Kissinger, por entonces consejero de seguridad nacional en la administración del presidente Richard Nixon y posteriormente secretario de Estado, recuenta y reanaliza los momentos históricos, con detalles de sus charlas con el entonces primer ministro chino, Zhou Enlai.
Numerosos documentos oficiales sobre aquellos días se han desclasificado recientemente, tanto por parte china como estadounidense. Pero muchas cuestiones siguen fuera de esos documentos oficiales y muchas preguntas quedan en el aire, en especial, sobre qué impacto tiene aquel momento hace 40 años para el futuro de las relaciones sinoestadounidenses.
Generando confianza para...
Quienquiera que recuerde los días que llevaron al viaje de Kissinger a Pekín, citará inexorablemente el artículo de Nixon “Asia después de Vietnam”, publicado en octubre de 1967 en la revista ‘Foreign Affairs’.
En aquel análisis de 15 páginas sobre la política de EE.UU. en Asia, Nixon citaba varias veces a Pekín o ‘la China Roja’ o ‘Comunista’ como un “peligro” o una “amenaza” para el futuro de Asia.
Sin embargo, entre la retórica antichina, había afirmaciones como esta: “Tomando una visión a largo plazo, no podemos permitirnos dejar a China para siempre fuera de la familia de naciones”. Esta frase llamó la atención de Mao Zedong y de los diplomáticos chinos.
En China, el preludio de la retoma de relaciones con EE.UU. estuvo marcado por la asignación de Mao de cuatro mariscales del ejército chino para estudiar y discutir los asuntos internacionales del momento a finales de la primavera de 1969.
Aquellos mariscales eran veteranos de guerra que ayudaron a fundar la República Popular: Chen Yi (1901-1972), Ye Jianying (1897-1986), Nie Rongzhen (1899-1992) y Xu Xiangqian (1901-1990). Todos fueron suspendidos de sus de sus tareas de gobierno y militares tras oponerse al caos y las guerras internas desatadas por los ‘izquierdistas’ del gobierno en el primer año de la Revolución Cultural (1966-1976).
A principios de 1969, tras tomar posesión de su cargo como presidente, Nixon supeditó un cambio de la política hacia China a que “China cambie”. Mientras, las relaciones entre China y la Unión Soviética fueron empeorando. La URSS desplegó un millón de efectivos en la frontera con China y tropas de Moscú comenzaron enfrentamientos en la isla china de Zhenbao, cercana a la frontera, matando y hiriendo a soldados chinos.
Según Xiong Xianghui (1919-2005), veterano diplomático que fue testigo del proceso como asistente de Zhou Enlai, aquellos cuatro mariscales se mostraron en un principio escépticos sobre su nuevo encargo. Sin embargo, Zhou les explicó que Mao creía que cualquier análisis subjetivo (en este caso, de asuntos internacionales) debería ser acordado con realidad objetiva.
“A medida que la realidad cambia en el mundo, la comprensión subjetiva y las conclusiones (sobre asuntos internacionales) deben cambiar adecuadamente”, recordaba Xiong en un artículo publicado por primera vez en una revista de archivos de la historia del Partido en 1992.
Así, entre junio y septiembre de 1969, los cuatro mariscales mantuvieron 16 encuentros, un total de 48 horas, que dieron como fruto una serie de análisis sobre las vicisitudes del mundo y las “luchas” entre los tres principales actores internacionales –China, la Unión Soviética y Estados Unidos.
La creencia dominante en el PCCh entonces era que Estados Unidos y la Unión Soviética iban de la mano para dominar el mundo y que Estados Unidos había vuelto sus objetivos estratégicos hacia Asia y China. Pero según Xiong, los cuatro mariscales echaron por tierra esta creencia, concluyendo que tanto EE.UU. como la URSS jugarían la carta de China en su lucha por el dominio de Europa y Oriente Medio.
Ya que la URSS suponía una amenaza mayor para Pekín, Chen Yi (1954-1972), viceprimer ministro, así como ministro de Exteriores desde 1958, puso de manifiesto lo que consideraba unas “ideas poco convencionales”: que China podía jugar la carta de EE.UU. A fin de cuentas, Washington necesitaba la ayuda de China también para salir de la Guerra de Vietnam.
Chen propuso que los dos países fueran más allá de los canales establecidos mediante reuniones de embajadores en Varsovia para abrir los diálogos entre cancilleres de China y EE.UU. o incluso a un nivel más elevado aún, y discutir las cuestiones fundamentales que impedían la normalización de las relaciones bilaterales.
En su relato, Xiong mostraba la valentía y la sabiduría del cuarteto de mariscales, que tuvo que hacer frente a todo tipo de pronunciamientos políticos y mediáticos de los tres países y luchar contra el peligro de persecución política por parte de la izquierda radical en China.