Cuando el físico teórico Albert Einstein propuso la celebrada relación entre masa y energía, no esperaba que la fórmula generaría un arma devastadora 40 años después.

Incluso no se enteró de que 105 años después, los líderes y representantes de 47 países y de organizaciones internacionales sostendrían una cumbre sobre asuntos de seguridad nuclear.

Desde su descubrimiento, la tecnología nuclear ha sido un "arma de doble filo". Genera energía limpia con potencial ilimitado para el mundo y también eleva las potenciales amenazas de terrorismo nuclear. La contaminación nuclear y las fugas nucleares también están poniendo en riesgo la vida humana.

La cuestión de cómo manejar apropiadamente la energía nuclear ha atraído la atención mundial. Los hechos muestran que la seguridad es una prioridad en el uso de la energía nuclear.

Desde comienzos del Siglo XXI, la demanda de energía nuclear se ha incrementado considerablemente y la industria nuclear ha presenciado un fuerte impulso de desarrollo. Al mismo tiempo, la seguridad nuclear está enfrentando crecientes desafíos.

Uno de esos desafíos es cómo manejar apropiadamente los materiales nucleares. De acuerdo con la AIEA, el número de casos de materiales nucleares perdidos o robados ascendió a 1.500 entre 1993 y 2008.

Cómo garantizar la operación segura de las centrales nucleoeléctricas es otro desafío que no puede ser ignorado. Aunque la seguridad y fiabilidad de las centrales nucleoeléctricas ha mejorado conforme ha avanzado la tecnología, siguen existiendo riesgos de accidentes nucleares. El desastre de Chernobyl en 1986 en la ex Unión Soviética hace recordar a la gente que nunca debe relajar el manejo de la seguridad nuclear.

La seguridad nuclear no es un asunto aislado. El presidente chino, Hu Jintao, dijo en la Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington que la seguridad nuclear depende de si los países pueden o no cumplir sus compromisos y responsabilidades, consolidar el marco jurídico internacional existente sobre seguridad nuclear y fortalecer la cooperación internacional.

Los países desarrollados que poseen la mayoría de los materiales nucleares y la tecnologóa nuclear más avanzada deben ayudar a los que están en desarrollo en economía, tecnología y recursos humanos para facilitar la seguridad en todo el mundo.

Los países en desarrollo no deben ser privados del derecho a usar la energía nuclear para propósitos pacíficos. La seguridad nuclear debe ser la máxima prioridad de estos países.

La energía nuclear es una de las energías más importantes para los humanos en el futuro. La comunidad mundial puede controlar con seguridad el "arma de doble filo" y contribuir a una paz duradera y prosperidad siempre y cuando los países trabajen estrechamente con base en los principios de protección de los intereses comunes y beneficios mutuos de la humanidad. Fin