Kathy Tan, una empleada de la oficina de Shanghai de la Hong Kong & Shanghai Bank Corporation (HSBC), tuvo la oportunidad de conocer más sobre el cambio climático durante una visita de dos semanas que realizó a finales de septiembre al nuevo Centro Regional de Cambio Climático de la Reserva Natural de Gutianshan, en la provincia suroriental china de Zhejiang.
Al igual que los otros "Campeones del Clima" seleccionados por HSBC, procedentes de distintos lugares de la región Asia-Pacífico, Tan descubrió el impacto que está teniendo el cambio climático en el entorno cada vez más deteriorado de Shanghai y en sus condiciones meteorológicas, con frecuencia extremas.
En los últimos años, Tan se había dado cuenta de que fenómenos aislados como las ventiscas y las lluvias torrenciales estaban afectando cada vez más a esta ciudad del este de China.
Lo que más despertó el interés de esta empleada fue la visita al bosque, donde midió con sus compañeros el grosor de los troncos de los árboles y calculó su capacidad de almacenamiento de carbono, uno de los ejes de las investigaciones que se están llevando a cabo en este centro coordinado por la Academia de Ciencias Sociales de China, HSBC y el Earthwatch Institute, una organización no gubernamental dedicada a la protección de la naturaleza.
"Ha sido una experiencia muy grafiticante, porque me ha permitido entender científicamente y en mayor medida el cambio climático y participar en una iniciativa significativa. Cuando vuelva a mi comunidad y a mi departamento, podré explicar a los demás los asuntos verdaderamente importantes que atañen al cambio climático de manera más convincente", declaró Tan.
La experiencia de esta empleada es un reflejo de los esfuerzos que está haciendo Shanghai por hacer frente al cambio climático tanto desde las bases hasta el diseño de políticas.
Shanghai, con una población que excede los 15 millones de personas, está considerada como la ciudad portuaria más vulnerable al impacto del cambio climático en China.
En los últimos cincuenta años, las temperaturas de esta ciudad han aumentado 2,35 grados, el doble que la media nacional. El calentamiento global ha aumentado la frecuencia de las olas de calor en la metrópoli shanghainesa.
"Shanghai es una ciudad fluvial típica. Deberíamos analizar la influencia del calentamiento global en el nivel del mar, ya que este fenómeno podría provocar la entrada de agua de mar en las zonas más bajas. Además de una larga costa, Shanghai tiene pantanos e islas a los que se debería prestar especial atención a la hora de hacer frente al cambio climático", apuntó Wang Xiangrong, profesor de ecología de la Universidad de Fudan.
Según un informe de World Wildlife Fund (WWF) sobre la vulnerabilidad y adaptación de la cuenca del río Yangtse, el cambio climático seguirá suponiendo una amenaza para la economía y los ecosistemas de Shanghai y afectará al sistema de transportes, las inversiones, los seguros, el turismo y la biodiversidad.
A la vista del desafío del cambio climático y de la creciente demanda energética de China, WWF lanzó a principios de 2008 un programa de "ciudades con bajos niveles de emisiones de carbono" en Shanghai y en la ciudad septentrional de Baoding (Hebei).
En Shanghai, la prioridad de la primera etapa del programa ha sido aumentar la eficiencia energética de los edificios y de los medios de transporte a través del apoyo a proyectos de demostración como el llevado a cabo por la empresa sueca de mobiliario Ikea.
La tienda de la cadena sueca en Shanghai emite 6.000 toneladas de carbono cada año, según las estadísticas. En respuesta a su estrategia global de ahorro energético, la sucursal de la empresa en la ciudad china se marcó el año pasado el objetivo de dejar de depender de la energía fósil, sustituyéndola por energías limpias, así como de aumentar un 25 por ciento su eficiencia energética en comparación con los niveles de 2005.
Para conseguirlo, la tienda ha reemplazado gran parte de sus antiguos equipos e instalaciones, que consumían grandes cantidades de energía, por otros más eficientes como bombillas y aparatos de aire acondicionado capaces de reprocesar el calor desperdiciado o ascensores que funcionan con conversores de frecuencia.
Además del modelo de bajas emisiones de carbono planteado por WWF, el gobierno de Shanghai también ha empezado a aplicar este concepto en el rediseño del desarrollo de la ciudad.
Un ejemplo destacado es la Zona Industrial de Ahorro Energético Huayuanfang, ubicada en el distrito central de Hongkou. Construida sobre lo que fue una fábrica de automóviles, esta zona acoge una docena de proyectos de nuevas energías, empresas y plataformas como el Centro de Eficiencia Energética de Shanghai y el Centro de Intercambio Medioambiental y Energético de Shanghai.
Desde su creación en 2008, esta última plataforma de intercambio ha ayudado a crear negocios vinculados a más de 70 proyectos de tecnologías de reducción de emisiones de carbono y mecanismos de desarrollo limpio (MDL). La entidad también ha establecido un centro de formación que ha servido para hacer llegara a otros países en vías de desarrollo los conocimientos disponibles sobre cambio climático.
"Como un importante centro financiero, Shanghai ocupa una posición ventajosa que le permite aprovechar al máximo el papel de los mercados. Muchas de las empresas con sede en la ciudad, como Baosteel, esperan poder mejorar sus patrones industriales. Si Shanghai sigue el camino de la economía de bajas emisiones con el apoyo de un mecanismo financiero que se pueda estimular a sí mismo, creará un modelo a seguir en el delta del río Yangtsé y por toda China", dijo el director de la oficina de WWF en Shanghai, Ren Wenwei.
La Exposición Universal de Shanghai, que se celebrará el año que viene, será otro escenario en el que la ciudad podrá mostrar ideas y productos relacionados con los bajos niveles de emisiones, como más de 1.000 modelos de vehículos propulsados con energías renovables y una bomba de calor que integra fuentes fluviales y fotovoltaicas.
"La Expo de Shanghai será la primera exposición de la historia con bajos niveles de emisiones. La muestra contribuirá a la diseminación de los conceptos y al desarrollo de la ciencia y la tecnología, ayudando a su vez a cambiar la actitud de la gente. Tras la Expo, se podrá implantar el uso de algunas tecnologías de bajas emisiones en el delta del río Yangtse, así como en otras provincias e incluso en los países vecinos", afirmó Xu Ding, funcionario del Buró de Coordinación de la Exposición Universal de Shanghai.
Las medidas tomadas por Shanghai se corresponden con el compromiso recientemente asumido por China de utilizar en mayor medida energías más respetuosas con el medio ambiente. El país asiático anunció el pasado 25 de noviembre que reducirá entre un 40 y un 45 por ciento sus emisiones de dióxido de carbono por unidad del Producto Interior Bruto (PIB) en 2020 respecto a los niveles de 2005.
"Nos quedamos atrás respecto a los países occidentales en la revolución industrial y en la revolución de la información, pero estamos a su mismo nivel en lo que se refiere al desarrollo de una economía de bajas emisiones. Si aprovechamos la oportunidad, Shanghai puede liderar el desarrollo global de ciudades con bajas emisiones", dijo Ren.