Aunque China es conocida por todos como la “gran fábrica mundial”, hay por el contrario una ausencia notable de grandes y conocidas marcas provenientes del país asiático.
La revista norteamericana “News Week” publicó un artículo titulado “Un gigante común”, en el que intenta explicar este fenómeno afirmando que la ausencia de marcas de fama global de origen chino sea quizá la violenta competencia en el interior del país. En la mayoría de los sectores de la producción, centenares o millares de compañías se diputan el mercado doméstico, reduciendo a un nivel muy bajo las utilidades.
El artículo pone el Grupo Huawei como ejemplo, el cual sea tal vez la compañía de más renombre de China. En la lista más reciente de cien “empresas pujantes” del mundo, elaborada por el Grupo de Consultoría de Boston, figuran 36 de origen chino, lo que representa un número superior al de cualquier otro país.
La mayoría de esas 36 empresas goza sin embargo de una reputación menor que la que tiene Huawei, que se fundó en 1988 con un capital inicial de 4.000 dólares y ha pasado de ser un pequeño comerciante de importación a un gigante en la producción de hardware telefónica sólo por detrás del productor número uno del mundo, Ericsson.
El año pasado, el grupo obtuvo un aumento de 43% en sus ingresos, alcanzando los 18.000 millones de dólares. La mencionada revista lo incluye entre las diez empresas con mayor influencia mundial, junto con Apple, Wall-Mart, Toyota y Google, pero, a diferencia de las otras compañías mencionadas, el nombre de la marca china es escasamente conocido en el panorama internacional.
El éxito de Huawei sigue basándose en la modalidad de gestión tradicional en China, o sea, la venta de sus productos a otras empresas y no contacto directo con los clientes globales. Su ventaja sigue siendo que ofrece precios muy bajos, en vez de jugar la carta de la innovación. A la hora de tratar directamente con los clientes, la empresa encuentra obstáculos por la falta de definición clara de la propiedad y la dirección de la compañía.
En el extremo opuesto, Google y Nick dominan el arte de integrar perfectamente la tecnología avanzada y las tácticas de venta en el mercado, mientras las compañías chinas no son capaces de hacerlo por el momento. Las empresas chinas Lenovo y Haier fracasaron en su intento de conseguir crear una marca famosa mediante la adquisición de empresas extranjeras y otras han perdido por este mismo motivo, probablemente, en su reciente compra de empresas extranjeras. La fusión de compañías occidentales y chinas tropieza a menudo con un conflicto cultural.
Por eso, según se dice en el artículo, varios dirigentes chinos han estado llamando en los últimos meses a la formación de empresas de alta calidad, con alto valor agregado, innovadoras y con excelentes estándares de servicio. Sin embargo, el artículo señala también que los vínculos de las grandes compañías chinas con el gobierno es percibida como una señal peligrosa para los clientes.
Cualquier comerciante que tenga éxito en el mercado sabe que la impresión que se da es importante. Si Huawei sólo quiere ganar algunos clientes empresarios, podría hacerles una aclaración directa. Pero si China espera crear algunas marcas famosas en el mercado global, debe dar otro ejemplo, y propiciar el surgimiento de una empresa que tenga interés en crear marcas de fama.