Las historias de éxito que había escuchado animaron a Ayizemuguli Maimaiti a abandonar en mayo su pueblo natal en el distrito de Shufu de la región autónoma uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, para unirse al ejército de trabajadores que emigran desde las zonas occidentales del país a la próspera costa oriental china.
"Mucha gente envía dinero a sus familiares y nos cuenta historias interesantes, que sólo hemos visto en la televisión. Sentía mucha curiosidad, por eso decidí probar suerte", dijo esta joven uygur de 21 años que trabaja en una fábrica de juguetes en la ciudad de Shaoguan, de la provincia meridional china de Guangdong, uno de los motores económicos del país.
Ayizemuguli Maimaiti viajó cuatro días en tren para llegar a Shaoguan y desde entonces se esfuerza por aprender una nueva frase en chino mandarín cada día.
La joven es una de las 775 personas de Shufu que se han desplazado a trabajar a Shaoguan, indicó Aihaiti Shayiti, jefe del citado distrito.
"Un tercio de todas estas personas son mujeres, y hay 70 parejas", precisó Aihaiti. Además, negó el reportaje publicado el 15 de julio por el rotativo estadounidense "The Washington Post", en el que se afirmaba que las mujeres uygures eran obligadas a desplazarse al este del país a trabajar bajo la amenaza de que, si no lo hacían, sus familias recibirían fuertes sanciones económicas como parte de un supuesto "programa de exportación de mano de obra" organizado por las autoridades locales de Xinjiang.
"Es ridículo decir que las obreras eran obligadas a buscar este tipo de trabajos, ya que muchas de ellas viajan con sus maridos", sostuvo Aihaiti.
Amutijiang Yiliyasi, que se trasladó a la fábrica de juguetes Xuri con su esposa, afirmó que la mayoría de obreros emigrantes uygures no pueden hablar el chino mandarín, por lo que dependen de las autoridades locales para buscar oportunidades laborales.
"No entiendo los nombres de las calles en mandarín ni tampoco puedo leer los menús. Pero mi mujer y yo queremos trabajar en Guangdong porque así podremos ganar suficiente dinero para construir nuestra propia casa cuando regresemos a Shufu", añadió.
"Necesitamos la ayuda del gobierno para conseguir trabajo y formación. Si no, no tendríamos más opción que quedarnos en casa y trabajar en el campo", explicó.
De acuerdo con funcionarios locales en Shufu, los ingresos medios anuales per cápita en ese distrito agrícola son 2.500 yuanes (366 dólares), cantidad que equivale a dos meses de salario de un obrero emigrante.
Una pelea masiva ocurrida el 26 de junio en la fábrica de juguetes Xuri, donde los obreros emigrantes uygures trabajan en Shaoguan, dejó a dos empleados uygures muertos y a más de 100 heridos.
De acuerdo con la investigación policial, la pelea se debió a un mensaje publicado en un blog de internet en el que su autor decía que "seis jóvenes de Xinjiang violaron a dos chicas inocentes de la etnia han en la fábrica de juguetes Xuri" sin carecer de datos contrastados para hacer tal afirmación.
Dos personas han sido detenidas bajo los cargos de haber inventado y propagado rumores falsos sobre la situación mencionada.
Muhetaer, un joven uygur de 20 años que trabaja en la fábrica, afirmó que se quedará pese al incidente. "Continuaré trabajando en la planta. Recibo mi sueldo a tiempo cada mes. Mis padres están muy contentos de que ahora soy capaz de mantenerles", dijo Muhetaer, quien envió 1.500 yuanes (220 dólares) a casa esta semana.
Las ciudades costeras como Shaoguan están recibiendo cada vez a más ciudadanos chinos de diversas etnias procedentes de las regiones interiores del país. Alrededor de 1,5 millones de trabajadores emigrantes de diferentes grupos étnicos trabajan en la provincia de Guangdong, según el gobierno provincial.
"Cada año, cerca de 100.000 personas de diferentes etnias abandonan Xinjiang en busca de trabajo en las ciudades (del este de China)", señaló ayer sábado Nur Bekri, presidente del gobierno de la región autónoma uygur de Xinjiang.
"Los candidatos aceptan por su propia voluntad las ofertas de trabajo. Los departamentos locales de empleo consultan a los padres de los jóvenes que quieren trabajar fuera de su pueblo", agregó Bekri.
Muchos gobiernos locales organizaron cursos de formación en tecnología y lengua para preparar a los miembros de las minorías étnicas chinas en las zonas rurales para los trabajos de las ciudades, precisó el funcionario.
"El gobierno regional invierte entre 300 y 400 millones de yuanes (43.908-58.545 dólares) al año en cursos gratuituos de formación", explicó.
"A los obreros que emigran desde Xinjiang les lleva algún tiempo acostumbrarse a la vida en la ciudad. Los gobiernos locales podrían tomar algunas medidas por razones de seguridad, como la compra de billetes para viajar en grupo", subrayó.
El funcionario también recalcó que "los ciudadanos de Xinjiang deben mejorar sus aptitudes profesionales para acostumbrarse a los cambios del mercado". Fin