El VIII Congreso Nacional de Chinos Retornados del Exterior y sus Familiares, inaugurado ayer martes en Beijing, urgió a esta comunidad a difundir la verdad sobre los disturbios registrados el 5 de julio en Urumqi, capital de la región autónoma uygur de Xinjiang (noroeste de China).

Lin Jun, presidente de la Federación Nacional de Chinos Retornados del Exterior, pidió a los miembros de la organización a presentar a los chinos residentes en el extranjero los hechos reales sobre el incidente y a mostrar la naturaleza de las fuerzas hostiles de dentro y fuera del país, así como a mantener informados a los extranjeros sobre el desarrollo económico y social de las regiones chinas habitadas por minorías étnicas.

La unidad étnica y la estabilidad social son en beneficio del pueblo chino de todos los grupos étnicos, destacó Lin en su informe de trabajo sometido al congreso.

Por su parte, Wang Yonggang, presidente de la Asociación de Chinos Retornados del Exterior de la región autónoma uygur de Xinjiang, insistió en que los disturbios no fueron originados por problemas étnicos ni religiosos.

Separatistas enemigos de China en el extranjero fueron los instigadores de los desórdenes, y Rebiya Kadeer, líder del Congreso Mundial Uygur, no representa al pueblo uygur, aseguró Wang.

Xinjiang cuenta con cerca de 500.000 ciudadanos chinos retornados del extranjero, y alrededor de un millón de chinos residentes en otros países son originarios de esta región. El número total de chinos retornados del exterior en el país ronda los 30 millones.

De acuerdo con Lin, "en los próximos cinco años la federación unirá aún más a los chinos en el extranjero y a los ya retornados, para bien de todos los chinos de dentro y fuera del país".

Más de 1.100 representantes provenientes de todos los rincones de China y 340 invitados extranjeros participaron ayer en la ceremonia inaugural del congreso.

El certamen, establecido en octubre de 1956 en Beijing, se celebra cada cinco años. Fin