La calma parecía haberse instalado hoy miércoles en Urumqi, capital de la región autónoma uygur de Xinjiang, noroeste de China, que permanecía bajo una fuerte presencia de policía militar en sus calles tras el toque de queda impuesto durante la noche de ayer.
A pesar de la relativa calma, siguieron registrándose algunos enfrentamientos menores durante la mañana después de que se levantara la restricción total del tráfico en la ciudad. Los controles, sin embargo, siguen aplicándose en las principales calles de la capital regional, donde efectivos de la policía armada mantienen la vigilancia.
Hoy podía verse a más personas que ayer caminando por las calles de la ciudad pero los periodistas de Xinhua constataron que circulaban menos coches e incluso menos autobuses de transporte público durante la mañana en comparación a ayer.
Urumqi tiene unos 1.000 autobuses en total, de los cuales 190 fueron incendiados o sufrieron desperfectos durante los disturbios del domingo pasado, que se saldaron con la muerte de 156 personas y dejaron a otras 1.080 heridas.
En el aeropuerto de Urumqi hay muchas personas a la espera de conseguir un billete para abandonar la región. "Sentimos que Xinjiang ya no es seguro", dijo un pasajero que rehusó ser identificado.
Hoy también podía verse a muchas mujeres en la ciudad comprando grandes cantidades de comestibles para tener provisiones en sus hogares.
En un mercado local donde 50 agentes de la policía armada estaban patrullando, al menos un tercio de los puestos estaban vacíos.
Los precios de las verduras eran generalmente entre el doble y el triple de lo habitual. Un kilo de alubias, que solía venderse a dos yuanes, ha pasado a costar seis, mientras que las patatas, cuyo precio solía ser de 1,5 yuanes, han subido hasta los 3,5 yuanes por kilo.
Una habitante local apellidada Niu señaló que, a pesar de los altos precios, prefería comprar muchos alimentos para almacenerlos en casa y poder evitar tener que salir con frecuencia a la calle. "Las verduras podrían ser más caras mañana", añadió.
Muchas tiendas de la ciudad mantenían sus puertas cerradas tras haber agotado todos los comestibles y el agua embotellada que tenían a la venta.
Además, muchos trabajadores decidieron quedarse en casa y no acudir al trabajo hoy. Li Gang, residente local de Urumqi, dijo que su compañía le dio el día libre y pidió a sus empleados que no abandonaran sus casas. "He sabido por las noticias que muchos participantes en los disturbios han sido arrestados. Ahora que hay vigilancia en las calles, estoy convencido de que podrá restablecerse el orden social", añadió. Fin