Los actos violentos perpetrados el domingo pasado en Urumqi, capital de la región autónoma uygur de Xinjiang (noroeste de China), no fueron una protesta pacífica sino "asesinatos, incendios y saqueos", afirmó hoy martes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang.
"Cualquier persona que se refiere a estos actos violentos como una protesta pacífica está alterando la verdad con el propósito de engañar al público", señaló Qin durante una rueda de prensa celebrada en Beijing.
Según los últimos datos, más de 150 personas murieron y otras más de 1.000 resultaron heridas como consecuencia de los disturbios que estallaron en la noche del domingo en Urumqi.
Qin indicó que fue un acto originado por un cierto temor al progreso social, la estabilidad y la prosperidad de Xinjiang.
"Los actos violentos fueron un crimen premeditado y organizado, instigado y dirigido desde el extranjero y realizado por forajidos en el país", precisó Qin, quien aseguró que las evidencias son irrefutables y decisivas.
La policía de Xinjiang señaló ayer lunes que tiene pruebas de que la violencia fue instigada y dirigida por el separatista Congreso Mundial Uygur, liderado por Rebiya Kadeer.
Kadeer, una ex mujer de negocios de China, fue detenida en 1999 acusada de perturbar la seguridad nacional. Fue puesta en libertad bajo fianza el 17 de marzo de 2005 para someterse a un tratamiento médico en Estados Unidos.
"Kadeer está también involucrada en graves delitos económicos", indicó Qin, quien añadió que el gobierno chino, en consideración humanitaria, le permitió mantenerse fuera de custodia y recibir tratamiento médico. Ella prometió no dedicarse a actividades que perturben la seguridad nacional antes de su partida.
Una serie de hechos en los últimos años han demostrado que Kadeer miente con mucha frecuencia. Ha venido dedicándose a las actividades separatistas desde que vive en el extranjero, dijo Qin, quien pidió a los países relacionados que distingan con claridad la esencia de los grupos de Turkestán Oriental y que no sean amables con ellos ni les ofrezcan apoyo de ninguna manera.
Según un funcionario local, las autoridades chinas han obtenido pruebas de que Kadeer se servía de internet y otros medios de comunicación para organizar los disturbios en Xinjiang.
La conexión de internet fue cortada en algunas partes de la región después de los disturbios para evitar la divulgación de los actos violentos y así salvaguardar la estabilidad local.
Los departamentos judiciales de Xinjiang han detenido ya a algunos sospechosos.
"Cualquier país habría adoptado medidas similares tras incidentes de semejante gravedad", afirmó Qin.
El portavoz rechazó las acusaciones por parte de algunas organizaciones de derechos humanos que criticaron las medidas del gobierno chino a la hora de tratar las revueltas.
"Estas organizaciones ven el caso con parcialidad y su conclusión no es objetiva sino que está opuesta a la ética, leyes y mentalidad del pueblo chino", dijo Qin.
Después de los disturbios del domingo, cerca de 60 periodistas extranjeros realizaron un viaje de trabajo por Xinjiang, organizado por la Oficina de Información del Consejo de Estado, el gabinete chino.
"China se adhiere a un principio abierto y transparente en cuanto al reportaje de noticias y ofrece ayuda y comodidades de manera activa para que los periodistas extranjeros y chinos puedan cubrir los sucesos de Xinjiang", indicó Qin, expresando la esperanza de que los medios de comunicación puedan informar de la verdad de manera imparcial.
Qin también recordó a los periodistas que se acaten a las normativas y leyes pertinentes y que se ocupen de su propia seguridad. Fin