El Tibet logró un desarrollo económico importante a partir de la reforma democrática auspiciada por la revolución china hace medio siglo, lo cual es la verdadera causa del debilitamiento en el poder de los monjes budistas, dijo ayer el profesor brasileño Argemiro Procopio.

El profesor titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia (UnB) y autor del libro "No olho da águia" ("En el ojo del águila"), sobre China y la cuestión tibetana, consideró fundamental la reforma agraria que derrocó las estructuras feudales en el Tibet.

En entrevista, Procopio coincidió con la visión del documento "50 Años de Reforma Democrática en el Tibet" que publicó el lunes el gobierno chino, en el cual se revisan los profundos cambios ocurridos en esa región durante el último medio siglo.

El llamado "libro blanco", dado a conocer por la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, analiza la situación en el Tibet antes y después de 1959 para conmemorar el 50 aniversario de la Reforma Democrática de la región autónoma ubicada en el oeste del país asiático.

Según el especialista brasileño, el Tibet creció en el periodo de la misma forma que toda la República Popular China.

Hubo un crecimiento vertiginoso del turismo y la construcción de grandes obras de ingeniería, entre ellas, un gran aeropuerto y el ferrocarril expreso que conecta con Lhasa, además del comercio, con la exportación de productos como té y manzana y el avance en la medicina, señaló.

A causa de ese crecimiento, el clero perdió su fuerza, un fenómeno que se ve también en los países capitalistas, donde el progreso económico deja las iglesias vacías.

Procopio resaltó que el budismo tibetano es una religión milenaria y tenía como base el feudalismo.

La reforma agraria en la época de Mao Zhedong, en la década de 1950, y la distribución de los rebaños de yakes suprimió la fuente de ingresos al budismo tibetano y terminó con las estructuras feudales con la eliminación de muchos privilegios del clero tibetano, recordó el especialista.

En síntesis, se rompió la estructura feudal y el monopolio de la autoridad de los monjes, proceso que continuó con el crecimiento durante la década de 1980 y el progreso económico de la década de 1990.

La construcción de infraestructura sacó al Tibet de su aislamiento, debido a que las nuevas migraciones, nuevas costumbres y los medios de comunicación minaron el poder económico de los monjes.

La vida monástica cambió y el progreso secularizó la vida. El descontento del Dalai Lama tiene que ver con la pérdida de su espacio de poder con la revolución.

En la actualidad una persona que tiene un problema de salud en el Tibet no acude al monje sino que consulta al médico, explicó Procopio.

El profesor brasileño consideró que la tendencia es ahora a una mayor integración a través del progreso económico, el turismo, el fin de la pobreza, la erradicación del analfabetismo, la construcción de infraestructura, los medios de comunicación y el comercio.