Los habitantes del Tíbet y los efectivos de la policía armada estacionados allí disfrutan de una relación armoniosa, dijo hoy Kang Jinzhong, comisario político del cuerpo de policía armada del Tíbet.

La policía armada implementa las políticas étnicas y religiosas del país con sinceridad. Ellos aman a la gente del Tíbet y contribuyen a la estabilidad y desarrollo de la región, mientras que los habitantes locales han mostrado un apoyo sincero a las fuerzas policiales, dijo Kang.

El oficial, quien es también diputado a la Asamblea Popular Nacional (APN), el máximo órgano legislativo de China, insistió en que los incendios y asesinatos que se presentaron durante los distubios del 14 de marzo del año pasado fueron planeados y llevados a cabo por la camarilla de separatistas del Dalai Lama.

"La camarilla del Dalai Lama llevó a cabo actividades separatistas bajo la excusa de una causa religiosa, lo que se ha convertido en el obstáculo más grande para el desarrollo del Tíbet. Es hora de que examinen sus propios actos", dijo Kang durante un receso de la sesión de la APN.

El jefe policial aseguró que la policía armada actuó con gran cautela durante los mencionados hechos de violencia.

Decenas de miembros de la policía armada resultaron heridos, algunos de gravedad, luego de que bandas los atacaran con cuchillos, agua hirviendo y piedras. "Sin embargo, soportamos los ataques y la humillación con el objetivo de que todo el mundo se diera cuenta de quiénes eran los que estaban ocasionando los problemas", sostuvo.

Kang también refutó el supuesto "genocidio tibetano" del que habla el Dalai Lama, diciendo que la población del Tíbet pasó de 1,2 millones en 1959 a 2,87 millones en 2008, la tasa de crecimiento más alta de los últimos siglos.

El despliegue de policía armada en el Tíbet no es una práctica excepcional, pues también hay grupos de efectivos en otras provincias, regiones autónomas, y municipalidades chinas, señaló.