China debe ofrecer a los habitantes del campo un acceso más amplio a la educación y a la capacitación para apoyar la agricultura e incrementar las oportunidades de empleo de los agricultores, dijo hoy un asesor político en la capital, Beijing.

Una de las tareas fundamentales del gobierno debe ser mejorar las técnicas modernas de explotación de la tierra y las habilidades de la población rural no relacionadas con la agricultura, "pues sus niveles científico y cultural son relativamente bajos", dijo Wen Simei, vicepresidente del Comité Central de la Liga Democrática de China, un partido no comunista.

Un sondeo reciente del Ministerio de Agricultura mostró que cada uno de los campesinos chinos ha recibido en promedio 7,8 años de educación, y que más del 70 por ciento de ellos sólo han tenido acceso a educación primaria o a la fase inicial de la secundaria.

Entre los trabajadores rurales que en la primera mitad de 2007 abandonaron sus lugares de origen y se desplazaron a las zonas urbanas en busca de mejores ingresos, sólo el 19,7 por ciento había recibido capacitación, dijo Wen, quien también es miembro del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), el máximo órgano de asesoría política del país, citando fuentes de la citada cartera.

La formación profesional facilitaría la transferencia de la fuerza laboral de la agricultura a los sectores no agrícolas y de esa forma permitiría a los trabajadores migrantes hacerse a empleos más estables, sostuvo Wen en un discurso pronunciado en el marco de la asamblea anual de la CCPPCh, la cual se lleva a cabo por estos días en Beijing.

Wen recomendó aumentar la inversión del gobierno en ese rubro, lo que, dijo, sería más útil para los cultivadores que los subsidios a sus ingresos o sobre la producción agrícola.

El asesor aseguró además que se necesita destinar más dinero para la capacitación vocacional de los agricultores y para la construcción de redes de información en las áreas rurales.

A raíz de la reducción de la demanda derivada de la crisis financiera internacional, las zonas exportadoras del este del país se han visto forzadas a despedir a cerca de 20 de los 130 millones de trabajadores migrantes con que cuenta China.